Así las cosas, frente a los 18 jóvenes menores de 25 años que buscan un puesto de trabajo hay otros 2.895 vecinos que rebasan esa edad y que también intentan acceder al mundo laboral o reinsertarse en él. Es en esta franja de edad donde queda patente que la mujer aún lo tiene más difícil que el hombre para salir de las listas de desempleo. Tomemos como ejemplo a Lalín: tiene 996 vecinos con más de 25 años que buscan una ocupación. De esa cifra, 632 son mujeres, muy por encima de los 364 varones que se encuentran en la misma situación. La diferencia entre uno y otro género también es notable en A Estrada: de sus 1.033 personas sin empleo, hay 633 mujeres frente a 400 hombres.

Aunque la diferencia sea menor, esta prevalencia del paro femenino en trabajadores de mediana edad se da casi en todos los demás municipios. En Vila de Cruces, por ejemplo, de sus 227 parados con más de 25 años, 126 son mujeres, es decir, 25 más que los varones. Y e Forcarei, del total de 115, se dividen entre 64 féminas y 51 hombres. Solo hay un ayuntamiento, Rodeiro, en el que el paro más allá de los 25 tiene un perfil masculino. En este municipio hay 51 desempleados en esa franja de edad: 31 son hombres y las 20 restantes, mujeres. Como dato curioso, entre los menores de 25 años en Camba hay dos inscritos en las oficinas de empleo: uno es un hombre y la otra, una mujer.