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La actividad de los centros de salud dezanos durante las vacaciones

Gastroenteritis y picaduras de insectos son las urgencias médicas más comunes del verano

Los facultativos atienden también eritemas solares e infecciones urinarias -Detectan un descenso de pacientes en agosto - El ambulatorio de Lalín constata en los últimos estíos la presencia de patologías respiratorias

Pacientes en la sala de espera del Punto de Atención Continuada de Lalín. // Bernabé/Ana Agra

La llegada de los meses de verano supone un cambio en los horarios de sueño y de comidas, en el ritmo de vida y por supuesto, en las horas de exposición al sol. Así que es normal que el contenido de las consultas médicas que atienden los centros de salud de la comarca también varíen durante las vacaciones.

Tanto en el centro de salud de Lalín como en el de Vila de Cruces apuntan que la actividad suele bajar en agosto, quizá porque aunque vienen veraneantes que pasan el resto del año en otros puntos de Galicia y España por motivos laborales, los residentes escapan durante este mes a zonas costeras. Pero ello no impide que desde junio y hasta finales de septiembre las consultas sean distintas a las que cubren el resto del año. En cuanto al perfil de paciente más habitual, es el de una persona mayor. Es lógico, si pensamos en la media de edad de la población dezana y en que los cambios que provoca el verano afectan sobre todo a los ancianos y a los niños de corta edad.

Una de las médicas que pasa consulta en el ambulatorio de Lalín, Carmen Riádigos, señala que las patologías que presentan sus pacientes en verano son distintas a las de invierno. Sin embargo, también es cierto que en los últimos años ve cómo hay virus que se manifiestan con la misma sintomatología tanto en invierno como en verano. Son los que causan patologías respiratorias y digestivas. En las primeras, las tremendas diferencias de temperatura que pueden darse entre la calle y los locales con aire acondicionado pueden derivar en infecciones de las vías altas respiratorias (nariz, tráquea, garganta y bronquios) o de las bajas (que son los pulmones). En cuanto a las patologías digestivas, las más habituales en estos meses de calor es las gastroenteritis, ya que las altas temperaturas favorecen el desarrollo de la bacteria en alimentos que, al ingerirlos, provocan la inflamación intestinal. Suelen venir acompañadas de diarreas, aunque a veces éstas de por sí se producen al tomar agua distinta a la que se suele consumir el resto del año. El episodio contrario, los estreñimientos, están detrás de los cambios de alimentación y de horario.

En el centro de salud de Vila de Cruces, sin embargo, sus médicos sí notan que las urgencias de verano nada tienen que ver con las de invierno. En los meses más fríos del año los pacientes acuden a las consultas por infecciones respiratorias y también problemas osteoarticulares. Sin embargo, durante el estío, además de tener que atender problemas de gastroenteritis, también es normal que haya pacientes aquejados de eritemas (quemaduras solares) y cistitis, como señala uno de los médicos del centro cruceño, Juan Antonio Abal. La infección de orina durante el verano también tiene su explicación con hábitos que no se mantienen el resto del año, como indican desde la Organización Mundial de la Salud: se produce un cambio en el consumo de agua, porque se suda más pero a veces no se bebe lo necesario para compensar esa sudoración, con lo que la orina suele ser más concentrada. Y el hecho de permanecer durante horas con la ropa de baño mojada en la piscina o la playa también favorece el desarrollo de hongos.

La alerta de la velutina

Las picaduras de insectos son otros de los protagonistas veraniegos en las consultas de los médicos. Y más en los últimos años, por la proliferación de los ataques de Vespa velutina. Aquí la médica de Lalín sí que detecta un cambio de comportamiento en los pacientes, ya que acuden a consulta personas que tienen una reacción normal ante la picadura de insectos y que hace algunos años seguramente no acudirían al médico tras un incidente de este tipo, pero que ahora deciden trasladarse a consulta para minimizar cualquier riesgo. A finales del verano del año pasado, habían fallecido tres personas por picadura de avispa (uno de ellos había sido atacado por la velutina), y de ahí la alarma social, máxime en una zona donde la apicultura tiene un gran arraigo y en donde la propia velutina ha cambiado su rutina para empezar a construir las colmenas secundarias entre zarzas o incluso muy cerca del suelo y de sus árboles de alimento.

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