Ayer fue un día duro para la familia de José Barreiro. Después de tres años de pelea judicial, las máquinas entraron en la vivienda que construyeron hace más de siete años para iniciar los trabajos de derribo. Era el punto final a una batalla que sabían complicada y en la que asumen su culpa. La casa unifamiliar que habían levantado en la parroquia estradense de Ouzande carecía de todos los permisos necesarios, por lo que la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística (APLU) puso una denuncia que finalmente ha llevado al derribo de la vivienda. Ha sido el propio José Barreiro el que ha decidido contratar la empresa que se encargará de los trabajos, una forma de abaratar una "factura" que ya se ha elevado demasiado.
El empresario estradense explica que la casa se levantó en un terreno que ronda los 3.000 metros cuadrados en la parroquia de Ouzande. Fue una adquisición recomendada por un familiar que trabajaba en un banco cuando él se encontraba emigrado en Venezuela. Pasados los años y ya en A Estrada, decidieron construir en esta finca una vivienda para que viviese su hijo con su familia. "Era una casa grande y muy bonita, toda de piedra y con mucho mármol", explica el vecino de A Estrada. En total estima que se invirtieron en torno a 470.000 euros para una casa de grandes dimensiones con cuatro habitaciones y cuatro baños que permitía dar cabida a una familia que se instaló allí hace siete años y medio.
Durante tres años y medio, el hijo de José Barreiro vivió en esta recién estrenada vivienda, "pagando los impuestos de contribución, alcantarillado, luz... Nunca nadie nos dijo nada", lamenta el vecino de A Estrada. Su sorpresa llegó hace cuatro años, cuando la APLU abrió la denuncia para solicitar el derribo de la casa al no tener todos los requisitos urbanísticos necesarios. Barreiro señaló que desconoce si esta denuncia vino de la propia asociación o a través de alguna persona pero a partir de ese momento inició una batalla legal para intentar que la casa no fuese derribada. Finalmente y después de tres años de dura pelea, una sentencia judicial en contra acabó con sus ilusiones. En las últimas semanas la familia comenzó a retirar todas sus cosas de la casa, así como aquellos elementos que pueden ser reaprovechados, como baños, puertas o el parqué. Ayer, dieron comienzo los trabajos que terminarán con la retirada de la vivienda.
Barreiro asumió su parte de culpa en este final y señaló que el Concello de A Estrada no tiene ninguna culpa ni responsabilidad sobre lo sucedido.