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De cómo ser BIC y no morir en el intento

A Estrada anhela la declaración de Bien de Interés Cultural para la Rapa, pero posee elementos que claman una mayor protección

El Pazo de Oca, la otra cara de la moneda. // Bernabé

Ser o no ser. Esa sigue siendo la cuestión. Desde A Estrada se trabaja ya para que la Rapa das Bestas de Sabucedo sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC). Xunta, Concello y la propia asociación que impulsa esta Fiesta de Interés Turístico Internacional asumieron en el curro del Campo do Medio el compromiso de trabajar codo con codo para alcanzar este reconocimiento. A esta ancestral tradición le sobran los méritos para lograrlo. Eso sí, si alcanza la meta, lo deseable sería que el reconocimiento le brindase el grado de protección y proyección que se le presume y del que no siempre se acompaña.

Para muestra, un botón. La Torre de Guimarei fue el primer monumento local en alcanzar como tal este distintivo y protección, figurando como BIC desde el año 1949. Actualmente en manos privadas, el estado del bien es muy cuestionable, siendo en su día vecinos del entorno los encargados de colocar un cartel para avisar al visitante del riesgo de derrumbe.

Pese a ser Bien de Interés Cultural, desde hace tres años esta torre forma parte de la Lista Roja de Patrimonio, promovida por la Asociación Hispania Nostra, por estar en "proceso de total ruina por abandono y la acción de la vegetación". Aunque hace 12 años que el Tribunal Supremo reconoció al Concello de A Estrada el derecho de retracto sobre la Torre de Guimarei, actualmente su recuperación se encuentra aparcada. En la jornada de ayer la maleza continuaba asediando a este emblema de A Estrada, ascendiendo la vegetación entre los elementos de su estructura.

El último BIC incorporado desde el Concello de A Estrada luce hermoso sobre las aguas del Ulla, comunicando el municipio estradense con el de Teo, en cuyo haber figura también el puente medieval de Pontevea como Bien de Interés Cultural. Se le otorgó este reconocimiento en noviembre de 2017, acompañando la declaración del anuncio de un plan de intervención y valorización de todo el entorno en el que se asienta que todavía -casi dos años después- no se ha esbozado, al menos públicamente. Su entorno está muy cuidado, gracias a la labor realizada por parte del colectivo Entre as Pontes, que también pidió en su día la puesta en marcha del citado plan.

El lado opuesto en esta moneda lo aporta el Pazo de Oca y su entorno. La lista de Bienes de Interés Cultural sumó en 1982 este pazo de A Estrada, incorporándose también como BIC su contorno en el año 1997. El recinto continúa siendo uno de los emblemas turísticos más destacados y valorados de A Estrada, con miles de visitantes cada año para disfrutar de su afamado vergel y con visitas al interior del palacio. Turistas nacionales e internacionales acuden a este rincón del rural estradense para disfrutar del bautizado como Versalles Gallego.

La declaración de un elemento como Bien de Interés Cultural comporta un nivel de vigilancia y protección sobre el bien en cuestión. Sin embargo, en el caso estradense, existen ejemplos que demuestran que el hábito no hace al monje. Conseguir esta catalogación no concede un salvoconducto para huir de la falta de mantenimiento y atención.

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