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La evolución del comercio en la cabecera comarcal

Las barreras arquitectónicas y una visibilidad escasa provocaron el declive de las galerías

Lalín cuenta con media docena de estos centros, en los que la mitad de los locales están vacíos -El alquiler es cada vez más difícil, pese a unos precios muy competitivos -El gobierno prevé medidas para su dinamización

Las Galerías Pelayo, con locales vacíos al fondo. // Bernabé/Ana Agra

Sirven para comprar en la mercería de toda la vida, para guarecerse del mal tiempo o para atajar de una calle a otra. Pero la decena de galerías comerciales que tiene el casco urbano de Lalín caminan hacia la decadencia, víctimas de lo de siempre: la falta de relevo generacional en los propietarios y la imposibilidad de competir con grandes marcas y franquicias. Pero las dos principales causas de la cada vez menor actividad en la decena de galerías de Lalín son la falta de accesibilidad y de visibilidad. En varios de estos centros la única forma de acceder es a través de las escaleras, ya que no existe ni rampa ni ascensor y en otros casos, el acondicionamiento de los locales se quedó obsoleto, como apunta Patricia Seijas, de la inmobiliaria Inverdeza. Y si el primer reclamo es un buen escaparate, está claro que las galerías, igual que las entreplantas, juegan en desventaja con los comercios a pie de calle. Veamos el nivel de ocupación de un sector que antaño fue clave para el desarrollo lalinense.

| Galerías Colón. Comunican la calle que les da nombre y Rosalía de Castro. El techo translúcido con paraguas de colores recién colocados y la música ambiente (a lo que se une decoración propia durante las Navidades), las convierte en las más transitadas. Tienen 9 locales ocupados, entre mercerías, una frutería, una tienda de bolsos y una librería. Pero antaño también funcionó un bar y una carnicería. Otra decena de locales están en alquiler. En algunos de ellos, incluso está dentro el material del anterior negocio. Otro hace años que sirve de soporte publicitario para la Algarabía.

| Paralelas a Colón. Igual que las anteriores, sí disponen de rampa de acceso. Por el momento siguen funcionando un par de bares, una peluquería o una tienda de electrodomésticos. La proximidad a las de Colón permite que las cristaleras de algunos de los otros cinco locales vacíos anuncien negocios que sí están en activo en esta o taperías muy próximas.

| Pelayo. Enlazan la rúa Principal con el callejón de Pelayo y la Praza da Torre. Hay media docena de locales vacíos y otros tantos ocupados, entre mercería, un puesto de reparación de calzado, un negocio de venta de lámparas o un Todo a 100. Sí hay rampa desde la rúa Principal, pero en la salida a la Praza da Torre la única opción son las escaleras. Aquí funcionó, antaño, un lugar de compra venta de oro.

| Pasadizos de Loriga. Casi en el cruce con Pintor Laxeiro, en estas mini galerías solo funcionan tres locales. No hay rampa para acceder al interior.

| Edificio Laxeiro. En la calle del mismo nombre, una vez más la más de media docena de escaleras contribuyó a reducir la clientela de los locales que podía albergar esta galería. Ahora mismo cuenta con una academia de inglés y una peluquería. Hay cinco locales vacíos, y uno de ellos incluso está con ladrillo a la vista.

| Calvo Garra. Conectan con la Praza da Igrexa y su frontal ocupa todo el bajo de un edificio. Sí disponen de una rampa que permite moverse con total accesibilidad por la zona. Sin embargo, están operativas una copistería, justo en la entrada de la Praza da Igrexa, una peluquería y un herbolario. Hay otros siete locales en busca de mejor vida. Unos de ellos fue un bar y en otro pudo degustarse sushi, tiempo atrás.

| Centro comercial Luis Rivas. Esta galería comunica las rúas Monte Faro y Alcalde Ferreiro. En 2010, en esta zona solo había cuatro locales cerrados. Ahora son ya siete, mientras que otros cuatro mantienen su actividad: un par de peluquerías, una academia y un centro dietético. Este centro cuenta además con una planta sótano, ocupada por una empresa de electricidad y en la que varios locales se usan como almacén. La tremenda luminosidad con que cuenta este espacio invita a revitalizarlo, más que anda por que en la entrada por Monte Faro (donde, por cierto, no hay rampa de acceso) los viandantes pueden disfrutar desde hace años de numerosos graffitis que decoran las paredes. Su ciere más reciente fue el de una tienda de juguetes, por traslado.

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