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El movimiento natural de la población

Las dos comarcas repiten un saldo vegetativo negativo en más de medio millar de personas

Lalín presenta el peor índice, con 124, seguido de Silleda (59) -En 2018 los ocho municipios registraron 346 nacimientos, frente a las 940 defunciones -Los alumbramientos solo aumentan en Vila de Cruces, con tres más

Voluntariado en la residencias As Dores | La residencia As Dores de Lalín busca voluntarios cada verano dentro de su programa Voluntariado Xuvenil, entre jóvenes de 16 a 30 años. Estos días contaron con personas dispuestas a echar una mano y compartir momentos inolvidables con los mayores. En este caso, fue un grupo Scout Católico, procedente de Santa Ana de Atarfe (Granada), que tal y como indican desde la residencia contribuyeron en la causa haciendo honor a su lema Siempre listos para servir.

La pérdida de población es prácticamente un factor común en toda la comunidad gallega y las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes no son una excepción. Desde hace años, el número de defunciones supera el de nacimientos, lo que provoca que haya una población envejecida. De hecho, algunos concellos a lo largo del año llevan a cabo campañas de empadronamiento para tratar de frenar una sangría demográfica que parece no tener fin.

Deza y Tabeirós presenta un perfil propio de una zona del interior gallego en la que el balance de nacimientos y defunciones es totalmente contrario. El pasado año, según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), el saldo vegetativo negativo de ambas comarcas fue de 594 personas; es decir, en los nueve ayuntamientos de la zona nacieron 346 personas, mientras que los óbitos alcanzaron los 940. Esta cifra es mayor si se compara con el año 2017, debido en que en este ejercicio aumentaron los nacimientos y disminuyeron las defunciones, por lo que el saldo negativo fue de 466.

Un bebé en Dozón

En 2018 en Lalín nacieron 127 nuevos habitantes, pero el número de defunciones llegó a 251 (-124). En Silleda hubo 112 defunciones por solo 53 alumbramientos (-59), mientras que en Vila de Cruces el balance es de 41 óbitos y 33 nacimientos (-8). En los tres municipios dezanos menores la situación es la siguiente: Rodeiro ganó en un año seis nuevos habitantes, pero en cambio perdió 66 residentes (-60). Agolada comenzó este ejercicio con 34 fallecimientos sobre los seis alumbramientos (-28), igual que el concello de Camba, y en Dozón solo nació un bebé y 15 residentes dejaron de estar inscritos en el padrón (-14). En A Estrada se registraron 106 nacimientos frente a 143 defunciones (-37). En Forcarei los alumbramientos fueron 14 y fallecieron 76 (-62). En todos los concellos hubo un descenso de nacimientos, con respecto a 2017, excepto en Cruces que hubo tres más. Es necesario mencionar que el IGE en los últimos años no aporta datos de Cerdedo dentro de la comarca de Tabeirós, tras fusionarse con Cotobade.

Galicia es una de las comunidades españoles que más sufre la pérdida de población y en donde el saldo vegetativo negativo ya es tendencia desde los últimos años. De hecho, vuelve a encabezar el ranking de las autonomías con peor saldo vegetativo, pero es que lleva en esta posición 19 años seguidos. Desde 1999 es la comunidad donde hay más muertes que nacimientos. Y desde 1988 nunca ha tenido un saldo vegetativo positivo. Encadena tres décadas sin que los partos superen las muertes. Algo que también ocurre en los últimos años en las comarcas. Si los datos correspondientes a 2018, se comparan con los del año 2000, el saldo vegetativo de las dos comarcas también es negativo, aunque la diferencia es menos significativa, concretamente de 58 personas, porque en Deza se registraron 246 nacimientos y 261 defunciones y en Tabeirós, 163 y 418, respectivamente.

Mientras, si se echa la vista atrás y tomamos como referencia el año 1975, comprobamos que este ejercicio se cerró con un saldo en positivo porque en los seis municipios dezanos se contabilizaron 598 bebés y fallecieron 502 personas y estos resultados, también fueron favorables en Tabeirós, que registró 406 alumbramientos y 388 defunciones. Son cifras para destacar porque desde ese año hasta la actualidad el número de partos cayó en picado, pasando de 1.004 a los 346 de ahora.

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