Los transportistas de A Estrada conjugaron ayer la tradicional devoción local a San Cristóbal, su Patrón, con el ocio y la confraternidad con sus compañeros de oficio. Lo hicieron en el marco de la fiesta en honor a San Cristóbal que organizaronlos propios transportistas y que recabó el apoyo y la participación de otros muchos profesionales del sector procedentes de municipios limítrofes o próximos como, por ejemplo, Barro, Santiago de Compostela o Silleda. No solo ellos se encomendaron a San Cristóbal como copiloto divino.

Otros muchos usuarios quisieron sumarse a la larguísima y sonora procesión motorizada que recorrió al mediodía las principales calles del centro de la villa. Comenzó tras la celebración litúrgica solemne que tuvo lugar a las 13.00 horas en la iglesia parroquial de San Paio. De ella partió tras la misa la imagen de San Cristóbal, a bordo de un camión, en el que también viajaba el párroco José Antonio Ortigueira. Fueron al encuentro de los numerosos camiones que -relucientes y luciendo flores y banderas- les aguardaban en las inmediaciones de la estación de buses para iniciar un recorrido que les llevaría por la carretera nacional N-640 hasta la rotonda de As Colonias para subir luego hacia el centro de A Estrada por Fernando Conde. Ahí se encontrarían con la Banda de Música Municipal da Estrada, que encabezaría con su alegre música la procesión hasta el carga y descarga de Calvo Sotelo donde acto seguido tuvo lugar la tradicional bendición de vehículos. El párroco -que también llevaba el preceptivo pañuelo azul de la fiesta- tuvo que aplicarse a fondo para bendecir a tanto vehículo.

Las atronadoras bocinas de los camiones se encargaban de avisar a los vecinos del paso de la caravana automovilística, que tras pasar por A Porta do Sol, Ulla, Calvo Sotelo, A Farola, Peregrina, las avenidas de América y de Santiago, Antón Losada y Gradín alcanzó 25 de Xullo y la Praza da Feira.En esta tuvo lugar una comida de confraternidad a la que asistieron 225 comensales. Hubo sorteos. Y, al final, verbena. Al despedirse, transportistas y vecinos que secundaron la fiesta se emplazaron a volver a honrar a su copiloto preferido, San Cristóbal, en julio del próximo año.