A las incursiones del jabalí en Agolada se suman las de piaras en Nogueira (Doade). Desde la década de los 80, las fincas de Luis García padecen los destrozos de este animal. Los últimos dañaron prados recién ensilados. Hace años que este ganadero desistió de recoger hierba seca y, en cuanto al maíz, "tiene pastor eléctrico desde el minuto uno", pero el animal incluso elude esta medida de protección y en algunas ocasiones hasta arrancó los cables a su paso. García denunció los daños en varias ocasiones, y para salvar algo de sus cultivos tiene que vigilar las fincas por la noche. "Hasta me planteo tramitar el cese de explotación", tanto por el coste como por el continuo avance del jabalí, pese a las batidas. "No sirven de nada. Yo soy cazador y veo que el 99% de los cazadores no son ganaderos, así que a ellos les interesa que siga esta especie", reprocha. Urge a la Xunta medidas que sí resulten más efectivas. No es el primero, ni el único, que pide poder matar crías para que las madres abandonen el lugar con el resto de la piara. La esposa de García vio una hembra con siete rayones, en pleno día y en la pista de acceso a la aldea.