El envejecimiento de la población y las dificultades de las familias para conciliar vida personal y familiar provocan que muchos mayores no puedan pasar sus últimos años de vida en su casa y las residencias son una alternativa para que estas personas mantengan una buena calidad de vida y una atención sociosanitaria de calidad. Durante años la comarca dezana solo tuvo dos geriátricos de cierta dimensión, uno en Lalín y otro en Vila de Cruces, pero en la actualidad son siete los que están en funcionamiento. Entre todos, tienen autorizadas por la administración autonómica un total de 391 plazas y solamente hay disponibles una decena.
Este balance pone de manifiesto al menos un par de cuestiones: que la mayor parte de la gestión de estos recursos está en manos de empresas privadas o de entidades sociales y que la oferta total de plazas parece a todas luces insuficiente pues hay casos de lista de espera y también una parte de los usuarios de estos geriátricos proceden de otros municipios de fuera de la comarca. En Lalín funcionan tres centros. El más veterano es la residencia Nosa Señora das Dores, que tras su última fase de ampliación de sus dependencias tiene autorizadas un total de 92 plazas. Según los últimos datos de la Consellería de Política Social, en este recinto no hay plazas disponibles. Gestionada por la entidad sin ánimo de lucro Asociación para la Protección de Ancianos de Lalín y su Comarca (Apalc) la Xunta cofinacia 39 plazas para dependientes y 10 para personas con autonomía. El precio por día -varía en función de varios criterios como la situación económica del interno- se sitúa en 47 euros.
La residencia de Domusvi, emplazada en el lugar de Filgueiroa, ofrece un total de 151 plazas, de las que 93 son subvencionadas. Actualmente solo hay dos disponibles. El coste diario que se repercute en el usuario oscila entre los 49,76 y los 59,43 euros diarios. El hogar residencial Santa Rita, de la calle Areal, tiene cubiertas su decena de plazas y ninguna de ellas cuenta con aportación autonómica.
En Trasdeza la oferta se limitaba hasta hace poco al centro Fogar de San Miguel, en Ponte, que, según los registros oficiales, no tiene disponible en la actualidad ninguna de sus 18 plazas autorizadas. A comienzos del pasado mes el Concello ponía en marcha una residencia en el entorno del recinto de la Semana Verde, una infraestructura que será gestionada por la empresa Coviastec durante un período de 75 años. Con capacidad para 59 usuarios, actualmente, y poco más de un mes después de que abrirse sus puertas solo son ocho las vacantes. Este geriátrico tampoco cuenta con plazas financiadas por la administración autonómica.
La residencia municipal de mayores de Vila de Cruces tiene un aforo máximo para 49 usuarios -16 plazas están subvencionadas- y a día de hoy no es posible dar este servicio a ninguna persona más por estar completa. En la parroquia rodeirense de Río funciona una casa con capacidad para una docena de personas y también está a tope. Por otro lado, hasta tres residencias cuentan con centros de día y en este caso la disponibilidad sí es mayor. En el caso de As Dores son 19 las vacantes de un total de 40 plazas de un recinto con la mayor capacidad de la zona. Hasta un máximo de una treintena tiene la de Domusvi, aunque en este caso se trata de un centro específico para personas con alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas, y 19 están vacantes. Por último, el centro de día de la municipal de Silleda tiene cubiertas ya la mitad de su veintena de plazas.
