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Una vida a contracorriente

La estradense Nelly Tafalla elabora un proyecto de fin de ciclo en el que ahonda en la situación del salmón atlántico y propone pedir su veda para una recuperación "total y real"

Nelly Fafalla, junto a una presa en el río Ulla. // Bernabé/J.Carlos Asorey

Se le bautiza con el nombre de "rey del río". Es una especie apreciada en la cocina y en las cestas de los pescadores, que se gana a pulso un trono que bien podría corresponderle por el simple hecho de seguir coleando. La suya, la del salmón, es una vida a contracorriente, una carrera de fondo y de obstáculos en el sentido más literal. Lejos quedan ya los años en los que esta especie abundaba en las caudalosas aguas del Ulla. Un proyecto de fin de ciclo elaborado por la estradense Nelly Tafalla -elaborado en base a fuentes documentales y bibliográficas y a una experiencia directa durante sus prácticas en un centro ictiológico- aborda la situación del salmón atlántico, desde una perspectiva que busca concienciar sobre sus peligros y que propone solicitar su veda y adoptar medidas para propiciar su total recuperación.

"Primero, hay que reconocer que ya no lo tiene fácil en condiciones normales", apunta Tafalla. Aporta, seguidamente, una serie de apuntes que ayudan a cualquiera a ponerse en situación: el salmón atlántico nace en el río y luego migra al mar, pudiendo llegar a cubrir una distancia de más de 5.000 kilómetros. Volverá al cauce fluvial para reproducirse y perpetuar la especie. "Desde que nace tiene que luchar para sobrevivir, ya que pasa por varios momentos críticos", apunta la autora de este trabajo, que prepara oposiciones para ser agente medioambiental. Los apuros llegan desde el momento en el que el alevín sale del huevo y tiene que comenzar a alimentarse por sí mismo. "En ese momento llega a registrarse hasta un 90% de mortalidad", precisa. Otras fases críticas llagarán cuando le toque sufrir cambios para adaptarse al agua del mar o cuando vuelva a pasar por ese proceso para aclimatarse al agua dulce. "Una vez entrado en el río dejará de comer por completo y no lo volverá a hacer mientras esté en el río. Teniendo en cuenta que va a pasar más de un año, podemos hacernos una idea de la situación de debilidad en la que se va a encontrar, de hecho muchos acaban muriendo antes de llegar de nuevo al mar. Para que veáis: en el río Liñares la supervivencia de huevo embrionado a esguín está comprendida entre 0,5 y 3,5% y la tasa de retorno a partir de esguines que salen al mar entre el 1% y el 2%", aporta Nelly Tafalla.

Tras exponer que el salmón ya tiene bastante con lo suyo, esta estradense advierte que el ser humano se lo pone todavía más complicado. "Basta con ver los datos: de los 24 ríos salmoneros catalogados en Galicia en el año 1957, hoy solo quedan a tal efecto siete y el número de individuos pescados en Galicia en 1920 pasa de ser de 12.000 a unos 100 en la actualidad", subraya.

"Todo esto tiene unos motivos", continúa. Es entonces cuando esta estradense apunta a la contaminación de las aguas, subrayando que el salmón es uno de los peces más vulnerables en la materia. Un segundo problema llegaría, según explica, de la mano de las numerosas presas que adornan los ríos gallegos. "Cortan el paso a especies migradoras como el salmón en su búsqueda de lugares adecuados para realizar la puesta. Además, tienen canales de derivaciones para llevar el agua a las turbinas que son trampas mortales para los esguines de bajada, que acaban muriendo a su paso por las turbinas", apunta. Señala asimismo a presas de antiguos molinos en desuso que se conservan "cuando no hacen más que estorbar a especies que precisan moverse en su entorno natural para realizar funciones vitales". "Los salmones, en su intento por sortear las presas, se golpean haciéndose heridas que no darán curado mientras perduren en el río, pudiendo dar comienzo a un problema de hongos que le va a restar posibilidades de llegar de vuelta al mar", señala.

Reconoce Nelly Tafalla en su estudio la existencia de escalas de remonte en ciertos lugares para facilitar el paso de los salmones pero estima que son insuficientes en relación a la cantidad de presas y que muchas están "mal ubicadas".

Más adelante, recuerda que ante la merma de salmones en el Ulla se apostó por crear un centro destinado al seguimiento e investigación o una piscifactoría para las repoblaciones. "Sin ella probablemente no quedarían a día de hoy muchos salmones en nuestros ríos", reconoce.

No obstante, esta estradense apuesta por tratar la causa de la enfermedad además de sus síntomas. "Se exige su veda indefinida hasta su total y real recuperación en el medio, momento en el cual se debería estudiar la viabilidad de la vuelta a su pesca", opina Tafalla. Defiende que se necesitarían medidas como un plan de actuación para cada cuenca; controlar el funcionamiento de depuradoras; prevenir la contaminación; tirar todas las presas en desuso; colocar escalas de remonte en cada presa, con la eliminación de las que son demasiado altas; un plan de recuperación de los bosques de ribera o corregir el funcionamiento de las actuales centrales hidroeléctricas, entre otras muchas cuestiones. "El salmón ya tiene la corriente en contra. No le pongamos más trabas", concluye.

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