La caída de un rayo, en abril de 2016, sobre la casa de todos los estradenses dejó al emblemático edificio sin su reloj. La maquinaria no resultó afectada por la fuerte descarga eléctrica pero el reloj quedó "ciego" y "mudo". Sus esferas saltaron por los aires y sus agujas pudieron ser recogidas en la Praza da Constitución. Su testimonio del veloz paso del tiempo dejó de escucharse por los daños en la instalación eléctrica que originó el relámpago. El mítico reloj estradense volverá a latir este mediodía. El sonido de sus campanadas se dejará escuchar, si todo marcha según lo previsto, cuando las agujas se unan marcando las 12.00 horas.

En la mañana de ayer podía verse ya un anticipo de la recuperación de este emblemático reloj, cuyas esferas lucen ya instaladas en lo alto de la torre. La empresa que se encarga de recuperar esta pieza, la firma viguesa Pagán -un apellido vinculado a la relojería desde 1921- regresará hoy hasta el edificio para completar los trabajos. Desde esta empresa se explicó que se trata únicamente de colocar las tuercas de transmisión, lo único que falta para que el reloj recupere el "habla". Aguardan que las campanas vuelvan a sonar desde la Praza da Constitución para anunciar el mediodía.

El reloj fue el gran superviviente aquel 10 de abril de 2016. Salió funcionando de la sacudida que el relámpago ocasionó para el edificio del Concello. Su carácter mecánico le salvó la vida. Al margen de reponer las esferas que quedaron hechas añicos y la agujas, también era preciso reponer el suministro que hace sonar las 17 notas del carillón y que evita que alguien tenga que subir para darle cuerda. Cabe aclarar que esta melodía ya no se escuchaba antes de que cayese el rayo porque un interruptor estaba averiado, según explicó en su momento el relojero municipal, Manuel Puente. El reloj está dotado de un carillón que solía indicar a los vecinos la llegada de las 08.00, las 12.00 y las 20.00 horas con un sonería popular, una melodía que fue compuesta por un músico local.

Este testigo de la fugacidad del tiempo llegó al municipio en torno a la década de los 40. Fue encargado a un artesano relojero de Roquetas. Lo firma Manufacturas Blasco y Manuel Puente lleva décadas cuidando de él. Hoy la empresa Pagán terminará de devolver su sonido a todos los estradenses, estando todavía por definir en qué momentos del día dejará que se luzca su sonería.