La fe en la Virgen de Fátima volvió a iluminar en la noche del lunes la parroquia estradense de Curantes. Al fin, tres años después, los esfuerzos de la organización de la emblemática Procesión das Antorchas contó con unas condiciones climatológicas propicias que le permitieron recuperar el recorrido largo tras dos años en los que había habido que variar el trazado. Si el pasado año una fina y persistente neblina obligó a acortar el trazado por segundo año, el lunes la imagen de la Virgen de Fátima iluminada y portada a hombros por sus fieles pudo recorrer los dos kilómetros de trazado.

Para la ocasión, la organización formada por Antonio Romero, José Manuel Vede (digno heredero de la devoción de su padre, quien ya fuera organizador de la fiesta durante muchos años), sus esposas (Sinda Fernández y Sinda Fernández, respectivamente) así como la cuñada de Romero, Inés García, había preparado más de un centenar de antorchas para iluminar el camino. Este discurre por la pista que va desde la iglesia hacia Cortes y Barreira aunque sin llegar a alcanzar esos lugares, dirigiéndose hacia la carretera que conecta Olives con A Pena do Foxo pero sin llegar a alcanzarla, dando ahí la vuelta hacia la iglesia.

La procesión arrancó en torno a las diez de la noche, como colofón a la misa oficiada por los sacerdotes Javier Lamas (párroco de cira con raíces familiares en Curantes) y el párroco Ricado Ramos. A la celebración litúrgica, cantada por el coro parroquial de Curantes, y a la procesión posterior se sumaron muchos vecinos de la parroquia pero también de otras próximas como Olives, Agar, Lamas, Pardemarín, Callobre, Tabeirós y el casco urbano de A Estrada. Los devotos de la Virgen de Fátima se fueron turnando para portar la imagen y rezar el rosario y entonar el Ave María durante todo el trazado. Sin duda, la semilla de la fe en Fátima ha fructificado en Curantes. Una noche "buenísima", según la organización, contribuyó al óptimo devenir de la celebración. Esta culminó con una gran tirada de fuegos en honor a la Virgen.