José Viyuela Castillo, más conocido como Pepe Viyuela, estará este sábado en el auditorio de la Semana Verde, a partir de las 21.00 horas, con espectáculo Encerrona, dentro de la programación del VII Mes Cultural de Axuda ao Pobo Saharaui. El actor y humorista hizo ayer un alto en los ensayos para atender a FARO DE VIGO.

-¿En qué consistirá su espectáculo de la Semana Verde?

-Es un espectáculo de humor, de clown, de payaso, unipersonal, que llevo haciendo desde hace muchos años y con el que viajo junto a Payasos Sin Fronteras. Es el espectáculo que recoge todo lo que he ido reuniendo a lo largo de estos años con todo lo que tiene que ver con el clown y el payaso.

-¿Qué le parece la causa para la que va a actuar en Silleda?

-En mi familia acogemos a una niña saharaui. Eso quiere decir que además de un compromiso personal también hay un compromiso ideológico y político con todo lo que tiene que ver con el problema del pueblo saharaui. De Silleda me llamaron porque querían hacer una gala para recaudar fondos para facilitar la venida de niños del Sáhara este verano y, claro, no me podía negar porque era un compromiso que ya viene de antes y con el que estoy desde hace tiempo muy implicado. Hice todo lo posible por estar y me apetece mucho ir este sábado a colaborar con esta causa.

-¿El humor sigue siendo una cosa muy seria en estos tiempos?

-Siempre que la palabra seria tenga que ver con la supervivencia. Necesitamos del humor para mirar el mundo de otra manera, para observarlo de otro modo, incluso para soportarnos a nosotros mismos, pero también para implicarnos de alguna manera coherente desde mi punto de vista. Yo lo único que he aprendido durante todos estos años es eso, hacer reír a la gente, y es lo que pongo sobre la mesa a la hora de implicarme en cuestiones a través de Payasos Sin Fronteras o Payasos en Rebeldía. Yo concibo ser payaso como método de reflexión y al mismo tiempo de también una herramienta social.

-¿Se puede uno reír de todo o no?

-Pues, hay que tener cuidado. Yo creo que el humor tiene unas fronteras. Cuando hablamos de los límites yo sí creo que los hay, y el límite está en el momento en que el humor se empieza a convertir en algo agresivo para alguien que no se puede defender. Cuando el humor se utiliza para burlarse de alguien que tiene un problema y que no puede de alguna manera defenderse hay un límite importante. Evidentemente, cuando el humor se refiere al poder y al poderoso, y cuando burla todo ese tipo de estamentos que están de algún modo por encima de nosotros pues es una herramienta estupenda para utilizar como defensa y como reivindicación. Cuando se utiliza como método de represión o de opresión sobre alguien ahí hay que pararlo porque puede ser algo muy hiriente.

-¿Cree que hoy en día es complicado dedicarse al humor?

-Es verdad que creo que estamos últimamente con la piel excesivamente fina y que cualquiera que realmente sí tiene oportunidades de defenderse apela a que se está utilizando el humor contra él, y eso hace que nosotros nos pongamos cortapisas constantemente. A la hora de hacer humor, ahora muchas veces estamos pensando en si nos pueden denunciar o habrá quien en un momento determinado pueda considerar que te has extralimitado. Sí que hay que tener cuidado con lo que se hace pero también es verdad que el humor está para eso, para romper estigmas y para abrir nuevas fronteras. Yo no creo que el humor no deba tener límites. Creo que sí es bueno pensarlo, lo que pasa es que cuando la imposición viene desde una institución ahí ya creo que no hay que tener miramientos. El humor no debe estar regulado nunca por una institución pública, ni debe haber censura previa. Hay una serie de elementos de sentido común que todos entendemos que deben funcionar, pero ahora es complicado.