-¿Cuál es el futuro más próximo del grupo de Lalín?
-Te puedo asegurar que hay muchas ganas de trabajar. Galicia es una comunidad con menos grupos de autoayuda en comparación con otras partes de España como el País Vasco o Cataluña. En Vigo hubo bastantes y en Coruña, pero llegó más tarde por lo que fuera. En otros lados tienen convenios firmados con organismos como consejerías de Sanidad y aquí todavía estamos aprendiendo de los demás, que no es poco.
-¿Mantienen algún tipo de colaboración con el ámbito sanitario o judicial?
-Ahora estamos intentando acudir a todos los médicos de familia posibles. No nos metemos en cuestiones médicas, pero como grupos de autoayuda tenemos nuestras charlas y hablamos entre nosotros. Sabemos que es importante mantener contacto con el personal sanitario porque es una solución más para salir del alcohol. Tenemos algún médico que conoce el programa y se nota. Nuestro anterior presidente de la junta general, por ejemplo, era médico de profesión y jefe servicio en Oviedo. Ahora tenemos otro que es psicólogo y sí que se dan cuenta de lo que pasa. Son los únicos que no son alcohólicos de la organización y están para firmar convenios o para atender a los medios de comunicación.
-¿Están los médicos suficientemente informados de esto?
-Es que lo que pasa aquí es muy distinto a lo que sucede, por ejemplo, en el resto de Europa. Yo tuve la experiencia de estar en Bélgica y allí los grupos de alcohólicos están ubicados dentro de los hospitales. Te puedes acercar hasta allí y sólo con preguntar te dicen a dónde tienes que ir para que te atiendan. En otros grupos de agudos ya los derivaban para ser atendidos de la mejor forma posible. Nosotros vamos a la cárcel de Monterroso y lo hacemos de forma voluntaria sin cobrar ni un duro. Tampoco recibimos subvenciones ni las queremos porque estamos todos al mismo nivel.
