La segunda iniciativa de la Rede Mulleres que Poden de A Estrada -que aglutina a colectivos de mujeres rurales de A Estrada y coordina Kim Llobet- abordó hoy con apoyo del Concello fortalezas y amenazas de ser mujer y de vivir y trabajar en el rural. Lo hizo en el Restaurante Samaná de la mano de cinco mujeres estradenses: Marisé García, Mónica Brey, Ana Villamayor, Carmen Oca y Vanesa Iglesias. Sus historias de superación dejaron claro que las mujeres pueden conseguir sus objetivos si bien, para ello, antes tienen que creer en sí mismas y “querer” de veras alcanzar lo que se proponen.

Así, la presidenta de la Asociación Fomento de Ordenación Agro Forestal (Afoaf), Marisé García, incidió en que “es importante tener el convencimiento de que nosotras podemos” sacar un proyecto adelante. “Me muevo en un mundo laboral de hombres, incluso con más formación que yo, que me incorporé muy tarde a este sector. Ya tenía casi 40 años y voy a hacer 60”, explica. Sin embargo, “nunca me sentí discriminada por ser mujer. Me siento supervalorada”, asegura. Lo atribuye a su “actitud: hago aquello en lo que creo”, con los pies en el suelo, siendo consciente de sus limitaciones. Cree en el futuro del rural, habida cuenta de la importancia de la alimentación y de la disponibilidad de tierras que hoy están abandonadas pero clama contra los prejuicios que desacreditan las profesiones agrarias y forestales, el consumismo que prioriza un alto poder adquisitivo a la disponibilidad de tiempo y la “asfixia fiscal” al sector primario, que podría servir “de soporte a industrias transformadoras”.

También Mónica Brey, una productora de manzana de sidra integrante de la cooperativa Ullama y propietaria de una máquina recogemanzanas, cree en el futuro del rural y la mujer, caminando de la mano. Relató su experiencia, los apoyos que halló en la administración y Ullama (cuya existencia le garantiza un precio fijo para sus manzanas) y cómo decidió apostar por la innovación en la recogida ante las dificultades existentes para hallar mano de obra.

Por su parte, la presidenta de Mar de Composlela, Ana Villamayor, recordó que abrió su casa de turismo rural Torres da Moreda hace 13 años y sin haber realizado previamente un estudio de mercado. Aun así está satisfecha. Cree que, lejos de perjudicarles, a los propietarios de las casas de turismo rural de la zona les beneficia su elevado número. Así, agregó, pueden aliarse para atraer visitantes al municipio. Para ello aboga por crear una red de actividades ligadas al medio rural como las rutas que la Diputación organiza para finales de este mes en distintas plantaciones de manzanos de A Estrada o la que está organizando por su cuenta Torres de Moreda para el Viernes Santo. Ambas pretenden aprovechar la belleza de los árboles cuajados de flores, en el punto álgido de la floración. Eso sí, Villamayor señala que el sector tiene que hacerse presente en la red y profesionalizarse cada vez más.

En cuanto a la artesana del cuero ya jubilada Carmen Oca, tiene claro que con voluntad es posible superar las dificultades que se encuentran en el camino. “todos los caminos tienen piedra” pero que “si hay voluntad se llega a la meta”. Su historia así lo acredita. Aunque aprendió a coser de joven, no halló hasta pasados los cuarenta su verdadera vocación. Paradójicamente su hijo fue su maestro en el arte de crear en cuero. La base de diseño que había adquirido de joven le sirvió para crecer como artesana. Y trabajó feliz, viéndose reconocida por sus clientes. Por primera vez, había encontrado un trabajo que realmente le gustaba. Aun añora ese pasado profesional, que vivió intensamente fabricando “hasta las seis de la mañana” en su taller de Berres y vendiendo los fines de semana en diversas ferias y tiendas de artesanía. Pero reclama más apoyo a la mujer y al rural para apoyar el futuro de ambos.

Finalmente, la gerente de la firma Casal de Creación, Vanesa Iglesias, aprendió enmarcación “como pasatiempo” en Londres donde trabajaba en una multinacional del comercio, dada su formación previa en escaparatismo. Se perfeccionaría trabajando en un taller de enmarcación propiedad del dueño de galerías de arte londinenses. Allí aprendió enmarcación contemporánea de conservación. Descendiente de una saga de carpinteros, con la profesión ya aprendida regresó a Berres para fundar Casal de Creación. Tiene públicos muy diversos para su enmarcación de calidad a precios asequibles. Trabaja con tiendas y artistas y también tiene puntos de venta en diversas ciudades gallegas.