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Andrea Taboada López: "Ya nos ven como herramientas de cuidados sanitarios"

"Las mujeres son propensas a la depresión; los hombres, adictos a juego y sustancias"

La psicóloga Andrea Taboada, ayer, en la consulta de la ginecóloga Tamara Franco. // Bernabé/Javier Lalín

Le gusta dejar claro que su especialidad tiene el mismo nivel que la de un cardiólogo o un oncólogo, por ejemplo, pero dentro de la Psicología. La chantadina Andrea Taboada trabaja ya en la consulta de la prestigiosa ginecóloga Tamara Franco como complemento a la atención sanitaria que en ella se ofrece a las distintas pacientes.

-¿Qué fue lo que le atrajo de la propuesta de Tamara Franco para trabajar con ella en su consulta?

-Una de los temas en los que tengo bastante experiencia es en los procesos oncológicos porque también soy la psicóloga de la Asociación contra el Cáncer de Chantada, que es un colectivo creado hace un par de años. Empecé de voluntaria cuando venía de Zamora los fines de semana y ahora estoy con ellos. Entonces, eso me permitió aprender que existe una relación muy importante entre el cuerpo y la mente, y que puedes estar físicamente sano y sin embargo tener más sufrimiento que si tuvieras una enfermedad física. El hecho de trabajar en una consulta con otra profesional de la salud, en este caso concreto con una ginecóloga, hace que me permita trabajar muy bien esa vertiente. Además, Tamara Franco me lo ofreció porque era una necesidad que percibía en su consulta. Suele haber muchos problemas emocionales en temas de aborto, de infertilidad, de embarazo y postparto, de problemas de pareja, disfunciones sexuales y demás. Esa era una parte que para ella es importante trabajar por lo que decimos, porque yo puedo curar físicamente una ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), por ejemplo, o puedo favorecer un parto o un embarazo adecuado, y sin embargo la persona en cuestión puede sufrir mucho, aunque físicamente no haya motivos para ello.

-Desde el punto de vista psicológico, ¿es distinto tratar a un hombre que a una mujer o no?

-No. El tratamiento es el mismo para todos. Es verdad que hay ciertos trastornos mentales que son más frecuentes en las mujeres y otros que lo son en los hombres. No sabemos qué parte corresponde a una transmisión genética y que parte, sobre todo yo creo, pertenece a factores culturales. Por ejemplo, son más frecuentes problemas de adicción al juego o sustancias en hombres que en mujeres porque culturalmente los hombres han tenido más acceso a ese tipo de sustancias o de costumbres. Sin embargo, las mujeres son más propensas a la depresión porque socialmente han tenido menos acceso a una vida satisfactoria a nivel laboral, a nivel de amistades, etcétera. Solían tener que quedarse en casa, con lo cual es más frecuente. Ahora bien, si un hombre tiene depresión y una mujer también con ella, pueden tener diferentes desencadenantes pero luego el tratamiento es completamente igual.

-¿No le parece que una profesión como la suya es más frecuente en los tiempos que vivimos?

-Estoy de acuerdo en que sí tenemos más preponderancia y la gente ya nos ve más como una herramienta de cuidados de la salud fundamentalmente por dos motivos. En primer lugar, estamos viviendo en un mundo tremendamente complejo, que cambia cada dos minutos, donde mudaron las normas sociales, que ahora son más complicadas con menos red de seguridad de la que teníamos antes. Todo es más difícil de manejar. También tiene que ver con que la psicología avanzó y mejoró mucho. La imagen que socialmente asociamos es la de una persona recostada en un diván hablando de su infancia, algo que fue muy valioso para la psicología. Ahora tenemos un montón de tratamientos basados en la evidencia validados empíricamente, bien diseñados y con mejores métodos de diagnóstico. En definitiva, fuimos creciendo y mejorando como disciplina. Cada vez hemos podido ayudar a más gente y eso se transmite más porque la gente suele recomendárselo a personas de confianza. Sí es verdad que somos muy necesarios, pero también ahora es más accesible ir a un psicólogo que hace veinte años y, por otro lado, somos más efectivos en lo que hacemos. Eso hace que la gente nos demande.

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