El garaje de las dependencias de la agrupación de Tráfico del cuartel de Lalín fue el lugar elegido para mostrar los objetos sustraídos por esta banda de delincuentes. Entre otros destacaba un remolque completamente lleno de restos de cableado telefónico, al que le había sido sustraído el cobre para su comercialización.

Los delincuentes tenían un botín compuesto por tres quads, una moto de campo, televisores, calefactores, radiadores, aspiradoras, una videoconsola, varias desbrozadoras, ordenadores, aparatos de radio o incluso una bolsa con palos de golf. Una careta como la que usan los protagonistas de la serie televisiva La casa de papel o una máquina manual como la que se emplea para picar la carne de los chorizos son algunos de los objetos más singulares, pero la Guardia Civil también exhibió otros enseres robados como ordenadores, cafeteras, cuatro teléfonos móviles, un deuvedé portátil, una caldera-termo, motosierras, altavoces, una caja fuerte o bombonas de butano. Es decir, cualquier objeto, de ínfimo o notable valor, que pudiese ser vendido se incorporaba a los botines de los asaltos a las casas.