Al entrar en la futura residencia de Silleda, una se percata del gran parecido que guardar el inmueble trasdezano con el nuevo edificio del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), que comenzó a funcionar a finales de 2017. Las dos construcciones son diáfanas, tienen miradores en los extremos de cada planta, espacios abiertos que ganan aún más volumen gracias al uso del cristal y de tonos blancos y amarillos en paredes, así como habitaciones que priman el bienestar de los usuarios en lugar de la aglomeración.

Hay pequeños detalles que permiten ver que ahora sí se tiene en cuenta el envejecimiento como una etapa más de la vida: barandillas de madera en lugar de cromados, porque son más agradables al tacto, habitaciones individuales al final de cada pasillo, y cristaleras que permitirán a los usuarios "ver desde la residencia cómo sus nietos juegan al fútbol, van a la escuela de música o están en el recreo del colegio". Es más, la cercanía con estas dotaciones permitirá a los propios niños visitar a sus parientes internos con total seguridad, gracias a a la zona mencionada de calmado de tráfico. Se trata, en suma, de que los usuarios de este centro puedan interactuar con el entorno y también entre ellos. De ahí que las instalaciones del centro de día y de la residencia compartan espacios.

Cercanía de la AP-53

Además de los cuartos individuales, hay también habitaciones dobles o cuádruples, los baños están perfectamente adaptados a personas con movilidad reducida y los ascensores cumplen a la perfección las medidas para entrar con camillas. Paula Guzmán quiso destacar de forma especial el comedor, ubicado en la planta bajo. Es un "un comedor gallego" que recuerdan a los típicos comedores a dos aguas para celebraciones. La techumbre de madera, a la vista, es uno de sus muchos encantos: la solera del exterior permitirá a los residentes disfrutar de una sobremesa en un recinto metido en pleno casco urbano y que, como recalcó Camilo Álvarez, puede presumir de estar en pleno corazón geográfico de Galicia y además pegado a la conexión con la AP-53. Sus excelentes conexiones permitirán a los familiares de los internos acceder al complejo en menos tiempo.

La residencia comenzó a tomar forma en octubre de 2017. Ahora está prácticamente rematada y a la espera de terminar de incorporar mobiliario. Desde Coviastec Camilo Álvarez asegura que "estoy muy contento de haber hecho esta inversión" en el concello trasdezano.