La iglesia parroquial de Nosa Señora das Dores de Lalín se llenó ayer de fieles en el primer acto simbólico de la celebración de sus primeros cien años de historia. El templo se inauguraba precisamente un 19 de marzo de 1918, por la festividad de San José, si bien las obras de su construcción habían dado comienzo en 1903.

El responsable religioso de la parroquia de la capital municipal, Marcos Torres, también tenía ayer un motivo de celebración añadido, pues se cumplían nueve años de su ordenación sacerdotal. Esta efeméride no se les escapó a algunos de sus más allegados, otros curas o también el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco. El responsable de la diócesis fue el encargado de presidir la misa solemne de las 12 del mediodía por el centenario del templo y estuvo acompañado por otros sacerdotes como Francisco Lodeiro -recientemente jubilado- o el seminarista Alejandro Asorey. El obispo, en su homilía, agradeció a todas aquellas personas que tuvieron algo que ver con la fundación de la iglesia y a los que, durante este siglo, cooperaron en su conservación. En una festividad de San José, Carrasco Rouco pronunció un alegato en defensa de la familia y de lo que representan los padres dentro de una unidad familiar. Ante un grupo de pequeños, les indicó que deben seguir el camino mostrado por sus progenitores y ser un reflejo de ellos en su vida cotidiana.

Marcos Torres agradeció la presencia del obispo en Lalín, una localidad en la que Carrasco Rouco dijo sentirse muy cómodo y en la que sus visitas son frecuentes. Solo, a modo de anécdota, defendió la calidad del queso de su Vilalba natal por encima del producto dezano. También felicitó al párroco lalinense por sus nueve años de sacerdocio.

Consagración

Una de las sorpresas que deparó el primer acto del centenario de la iglesia, al que seguirán otros hasta marzo de 2020, fue el hecho de que el historiador de Donramiro Antonio Vidal Neira comunicase al párroco que el templo de As Dores no había sido consagrado. En este sentido, Torres admitió que la labor del colaborador de FARO fue clave y le agradece que sus indagaciones diesen como resultado que la iglesia, cuando fue estrenada, sí se bendijo, pero no se consagró. Así, el obispo se mostró favorable a la celebración de un rito que, en palabras de Marcos Torres, destaca por su singularidad y, mediante la utilización de óleos o la señalización de cruces en las paredes de la iglesia en cuestión, se consigue que este lugar sea sagrado. Este ritual todavía no tiene fecha, pero no se prevé que se demore demasiado en el tiempo. El sacerdote achacó el olvido de la consagración a la singularidad de este acto antes del Concilio Vaticano II.

Al rematar la misa y, a propuesta del alcalde, Rafael Cuíña, los presentes se colocaron en la escalinata principal de acceso al templo para realizar una foto de familia. El mandatario estuvo acompañado por su esposa, Berta González, y por la concejala Teresa Varela. Entre el público presente en este acto oficial por los cien años de la iglesia de Lalín estaban los concejales del PP José Crespo, María Álvarez y Paz Pérez.