Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El hombre que creó un ejército de DJ

Will Pérez comenzó pinchando en pubs y hoy dirige una empresa que trabaja en eventos por toda Galicia

Will Pérez, ayer, en las instalaciones de su empresa ubicadas en la calle Antón Losada. // Bernabé/J. Carlos Asorey

Will Pérez llegó a Galicia hace 20 años desde la República Domicana. En la tierra de sus abuelos el joven tuvo que empezar de cero. Estuvo trabajando en una fábrica de muebles estradense y después lo hizo para una empresa de congelados. Will Pérez sin embargo tenía una idea que había traído desde su país natal y en cuanto pudo no dudó en ponerla en marcha. A lo largo de los últimos 18 años, el dominicano ha logrado crea una empresa para la que trabajan trece personas y que se reparte en eventos por toda Galicia. Hoy, se muestra orgulloso de lo conseguido desde su primera actuación en una boda que realizó en el año 2001 pero también de la importancia de cuidar hasta el más mínimo detalle para poder sacar adelante cualquier proyecto.

"Allí en América se llevaban mucho las discotecas móviles", recuerda, "allí se llamaban disco lights. Yo tenía la idea de montar algo así aquí, así que me puse a pinchar en pubs. Estuve varios años como DJ. Tras varios años decidí crear una disco móvil sencilla, con dos altavoces. Poco después me salió la primera boda y fue un éxito, aunque aquí se llevaban mucho los dúos". A partir de ahí fueron surgiendo más, tanto en solitario como para continuar la fiesta cuando el dúo acababa.

Poco a poco fue mejorando su equipamiento hasta que tuvo que comprar un garaje para poder meter todo. Luego compró otro y finalmente un tercero hasta darse cuenta de que la demanda necesitaba más equipos y él una nave en la que poder guardarlos. Así abrió la sede de Will Disco Móvil, en la calle Antón Losada. "Siempre aposté por tener equipos de calidad. No quería quedar mal por tener un equipo básico. Yo venía además con la referencia de América, donde este tipo de discos se montaban a lo grande. Al final tenía tres garajes llenos y me fui al bajo. Al principio lo veía todo muy vacío porque son 150 metros cuadrados. Ahora se me queda pequeño", reconoce.

El ahora empresario ha sabido moverse con acierto en un mundo en el que el boca a boca juega un papel clave. Por este motivo su principal premisa siempre es quedar bien con el cliente. "Nunca he tenido que ir a buscar clientes. Siempre son ellos los que vienen a mí. Eso es algo que siempre te gusta. Hubo varias empresas muy potentes y buenas que quieren que trabajemos para ellos. Estamos encantados y es una suerte".

Ahora mismo cuentan con ocho discotecas móviles, aunque no tienen nunca todas trabajando al mismo tiempo con el objetivo de que cada actuación que cierran se cuide al cien por cien. "Podría tener quince funcionando pero prefiero hacer menos y quedar bien", explica. Para atender la demanda de estos servicios cuenta con ocho DJ, mientras que cinco personas trabajan en el proyecto de los fotomatones para eventos.

En la actualidad Will Pérez estima que al año pueden realizar cerca de ochenta actuaciones, que ya van mucho más allá de las bodas. "Cumpleaños, despedidas -estas pocas porque son complicadas y las suelo pasar a unos compañeros- tema de sonido para fiestas, fiestas de verano, fiestas ibicencas... Abarcamos todo tipo de eventos", explica. "Tengo que reconocer que se pasa bien. Ver a la gente disfrutar es algo me gusta y es lo que te queda". Will Pérez sigue pinchado, ya que son muchos los que le piden que acuda personalmente. "Intento delegar más porque acabo loco. Llevo el control de todos los DJ, a los que preparo personalmente y a los que suelo acompañar a montar para ver que todo está bien. Estoy pendiente de muchas cosas y eso termina siendo un poco estresante. El verano pasado por ejemplo fue una locura", admite un hombre que ve como cada año aumenta considerablemente su volumen de trabajo.

Atrás quedan ya los comienzos de Will Pérez en A Estrada, una época en la que encontró trabajo en algo de arraigo en el municipio y que a él le venía de familia. "Empecé en Garrido. Estuve los primeros tres meses. Después me fui a Jofer, donde estuve cinco años. Mi familia tenía una fábrica de muebles en América, así que ya sabía algo del tema. Iba compaginando mi trabajo allí durante la semana con mi trabajo como pincha en un pub los viernes, sábados e incluso domingos", relata. "Después cambié a una empresa de congelados, donde estuve otros cinco años, pero trabajaba 16 horas al día. No fue nada fácil. Lo que ganaba lo iba metiendo poco a poco en nuevos equipos. Al final tuve que tomar una decisión. Cuando vi que tenía que comprar una agenda e iba subiendo de eventos decidí que tenía cambiar para dedicarme al cien por cien al tema de las discotecas", afirma un hombre que a sus 43 años sigue disfrutando como el primer día de los frutos de aquella idea con la que cruzó el Atlántico.

Compartir el artículo

stats