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La difícil situación de un sector económico vital para el municipio

El 30% de los locales comerciales de la "milla de oro" de A Estrada se encuentran cerrados

Entre la Praza de Galicia y la Porta do Sol se cuentan 106 bajos para comercio u hostelería, 31 de ellos carentes de actividad - La ACOE calcula que en 2018 cerraron unos 40 establecimientos, a razón de "tres o cuatro al mes"

Campaña de sensibilización de la situación del sector realizada por la ACOE en otoño. // Bernabé/Cris M.V.

Un paseo con ánimo observador puede convertirse en un buen termómetro para medir muchas realidades. La situación del comercio, y por extensión, de uno de los sectores económicos más importantes de la economía local, es una de ellas. El recorrido por la "milla de oro" de A Estrada arroja que un 30% de los locales comerciales emplazados en la principal arteria de comercio y servicios de la capital de Tabeirós se encuentran en estos momentos vacíos, con un cartel que anuncia su disponibilidad para una nueva actividad. Algunos de ellos llevan así ya un tiempo pero otros acaban de bajar la verja sine die. A esta realidad se suman varios establecimientos que ya emprendieron la liquidación de su mercancía para echar el cierre.

Entre la Praza de Galicia, la mítica A Farola, y la Porta do Sol -esto es, avanzando entre ambos espacios urbanos por las calles Calvo Sotelo y Ulla- se cuentan 106 bajos comerciales. 31 de estos escaparates figuran empapelados y con carteles que anuncian su alquiler.

En Calvo Sotelo -para muchos la calle principal de A Estrada- hay 83 locales comerciales. De ellos, 61 tenían a día de ayer actividad y 22 se encuentran esperando una nueva oportunidad de negocio. Bajando por esta calle desde la Praza de Galicia, hay 47 bajos para comercio u hostelería a mano derecha. Actualmente, 35 tienen actividad y 12 están cerrados a cal y canto, algunos desde hace más tiempo del esperado. En este mismo recorrido pero al lado contrario -bajando a la izquierda- hay otros 36 locales, a razón de 26 con actividad y 10 cerrados.

En Praza de Galicia hay 16 locales. De ellos, una decena tienen actualmente actividad y otros seis están cerrados. En la Porta do Sol, los siete bajos comerciales se distribuyen a razón de cuatro abiertos y tres con la verja bajada.

La situación se extiende a otras zonas, también céntricas. En la Rúa Peregrina, por ejemplo, hay 15 bajos de estas características, cuatro de ellos vacíos, si bien estos se concentran en el margen izquierdo en dirección a A Farola.

"Desde finales de año se vio un bajón terrible", resumió ayer el presidente de la Asociación de Comerciantes da Estrada (ACOE), Alfredo González. "En A Estrada lo vimos más tarde que en otros sitios porque hubo y hay un comercio fuerte; pero se veía venir", incidió. Explicó que algunos establecimientos dejaron pasar la campaña de Navidad, la más potente de todo el año, pero no aguantaron mucho más allá de Reyes y se vieron obligados a empapelar sus escaparates. "Ya nos temíamos que después de Navidad iba a haber muchos más cierres", confesó el dirigente de la ACOE.

Los cálculos que baraja la asociación que representa al comercio de proximidad de A Estrada apuntan a que en el último año fueron 40 los establecimientos que tuvieron que poner punto y final a su actividad. Estimó González que en 2008 "cerraron una media de tres-cuatro comercios por mes".

Subrayó que los locales que liquidan su mercancía por jubilación se encuentran sin relevo e incidió en que tener hoy en día un comercio puede ser una carga importante. Aunque asegura que la asociación no tira la toalla y seguirá programando actividades para intentar darle la vuelta a la situación, el dirigente de la ACOE reconoció que el sector tiene en estos momentos complicado reconducir por sí solo el desalentador panorama.

El comercio apostó por intentar que la campaña de Navidad con la que cerró el pasado ejercicio ayudase a contrarrestar los malos resultados que el año deparó para este sector económico. Sin embargo, aunque reconoce que en algunos casos permitió mejorar la tendencia anual, asumió que en otros las ventas no fueron suficientes para permitir a algunos establecimientos continuar adelante en espera de que la situación mejore.

La ACOE realizó el pasado otoño una campaña en la que empapeló por sorpresa sus escaparates para tratar de sensibilizar al consumidor de lo que sería una villa sin comercio. La actividad, por sorpresiva, tuvo un importante impacto en la ciudadanía,

"No se le ve un futuro nada prometedor", auguró el presidente de la asociación estradense de comerciantes. Observó que "el consumidor no compra porque no tiene un puesto de trabajo asegurado" y que también se están produciendo "cambios de hábitos". "Un comercio no puede estar pendiente de que funcione tres campañas al año. Hay que pagara a los empleados, la luz y comer todos los meses", dijo. Además, fue especialmente crítico con la acción política. "Nos sentimos un poco huérfanos de políticos", aseveró, para después reclamar un giro importante.

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