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Del restaurante a casa... con táper

Negocios dezanos creen que la ley que obligará a entregar las sobras aumentará los costes

Un responsable del Currás, ayer, envasando comida. // Bernabé/J. Lalín

Dentro de un año será habitual ver salir a los comensales de los restaurantes gallegos con aquello que no han degustado en el local. Esto es lo que pretende la Xunta de Galicia, ya que ésta es una de las principales medidas del anteproyecto de la Ley gallega de residuos y suelos contaminados, que ha iniciado el pasado jueves su tramitación con el visto bueno del Consello de la Xunta. Si la normativa recibe luz verde será en 2020 cuando los establecimientos de Galicia estén obligados a entregar las sobras a los clientes en envases que no contengan plástico y que, preferiblemente, deberán ser reutilizables.

Como en todos los aspectos de la vida, para gustos se hicieron los colores, y existen opiniones dispares entre los responsables de restaurantes de la comarca de Deza. Hay quien lo considera una buena idea porque el comensal ya paga por el plato y quien cree que esto provocará trastornos, e incluso, un aumento de costes al negocio y al cliente. Cabe recordar que esta ley ya fue aprobada en Francia en 2016, una normativa para impedir que la comida se desperdicie en restaurantes y también en supermercados, en este caso.

"Esta ley no la veo muy normal, porque quien quiere llevarse la comida, a día de hoy ya la pide, pero si ahora yo tengo que poner un táper a 50 personas, porque si tengo un cocido para 50 personas, eso no es normal, no tiene sentido", señala uno de los responsables de Casa Currás, de Lalín. Esta ley, según como indicó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y que se prevé llevar al Parlamento en el último trimestre del año, "incidirá en la prevención, reutilización y lucha contra el desperdicio alimentario y los plásticos". Desde Casa Currás señalan que ellos la comida sobrante la aprovechan toda: "lo que sobra se lo damos a O Mencer, no tiro nada a la basura, y lo que queda en los platos van para los perros, por eso veo que esa ley es absurda completamente y no me convence nada, porque en nuestro caso trabajamos con menús cerrados, con muchas pandillas, con mesas de 30, 40 o 50 personas, por lo que es un sin sentido si tengo que darles tuppers a todos". En este establecimiento en la actualidad ya hay quien de esos grupos, sí que lo piden "pero son unas dos personas las que solicitan llevarse la comida y ahí yo no tengo ningún problema".

Desde los locales señalan que esta normativa lo que puede llegar a provocar es poner las raciones más tasadas por persona, es decir lo justo, obligando al cliente a pedir más sí así lo desea y a pagar más también, por lo que consideran que es una gran problemática, que afectará tanto a los negocios como a los propios clientes. Uno de los responsables del restaurante lalinense Cabanas apunta que "prácticamente ya se está cumpliendo, nosotros así lo hacemos con el cliente que lo pide, tenemos unos táperes, incluso también hay quien solicita llevarse el vino, pero si nos obligan a hacer eso con cada comensal van a aumentar los costes de producción, porque hará que tengamos que tener solo una persona para envasar la comida, así como los costes de los táperes o de las bolsas y esto seguramente, incremente el precio de los platos". Los restaurantes dezanos recalcan que ellos están encantados de ofrecerle los sobrantes a aquellos que así lo requieran, como ya hacen ahora, pero que no ven factible que sea una obligación que se debe hacer con exactamente todos los comensales.

Sin embargo, hay también los que opinan que esta es una buena opción, tal y como señala la responsable del Bar O Polo de Lalín. " Desconocía esa ley, pero para mí me parece totalmente justa, si tú lo estás pagando, ¿por qué no lo vas a llevar si no lo das consumido? Yo no tengo ningún problema y aquí ya hay gente que solicita llevarse las sobras". En esto también coinciden desde el Hotel Vía Argentum, de Silleda: "Si la gente lo paga, realmente no me parece mal que lo pida para llevárselo, aunque aquí no es lo habitual, pero si así lo requieren no habría ningún problema".

Reducción de plásticos

Primero, fueron las bolsas de plástico que comenzaron a cobrarse el año pasado con el objetivo de conseguir su reducción y que pretendían prohibirse totalmente en 2021. Pero ahora además de la medida que obligará a los restaurantes gallegos a entregar las sobras de los menús a su clientela, el anteproyecto contempla adelantar también a 2020 la prohibición en Galicia de la comercialización de vajillas de plástico, reducir en un 30% los residuos alimentarios en el 2025 e incrementar el uso de envases reutilizables.

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