"La igualdad es uno de los pilares fundamentales en los que se asienta nuestra Constitución". Con estas palabras defendía el sacerdote José Antonio García Otero su salto a la política para arropar a su sobrino, Juan José Cruz García, en el simbólico último puesto de su candidatura a la Alcaldía de Lalín. Fue en un acto de Coalición de Centro Democrático (CCD) que tuvo lugar el sábado en el Hotel Palacio, y en el que el presbítero se mostró muy crítico con el gobierno municipal. El anuncio pilló por sorpresa a sus compañeros de la Diócesis de Lugo, desde la cual confirmaban ayer que estaban en conversaciones con el que es su ministro en nueve parroquias lalinenses, motivo por el que preferían no pronunciarse.

José Antonio García Otero ejerce como cura de las parroquias de Cadrón, Cello, Cercio, Lebozán, Lodeiro, Moimenta, Parada, Soutolongo y Zobra, y en ningún momento manifestó su intención de renunciar a su ministerio. Al contrario, dio a entender que la Constitución le ampara como a cualquier ciudadano. Sin embargo, el Código de Derecho Canónigo lo prohíbe expresamente en su artículo 287.2, que reza: Los clérigos "no han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales, a no ser que, según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común". En la misma línea, otro canon del mismo conjunto de normas jurídicas que regulan la organización de la Iglesia Católica (285.3) señala que "les está prohibido aceptar aquellos cargos públicos que llevan consigo una participación en el ejercicio de la potestad civil".

En la práctica, la aplicación de la norma depende del obispo de turno. "Y es ahí cuando surgen diferencias de criterio" e incluso "agravios comparativos", como señala José Manuel Vidal, director de Religión Digital, principal portal de información religiosa en español de todo el mundo. En un artículo publicado en 2011, este experto en temas eclesiásticos aludía a una doble vara de medir en la Diócesis de Ourense: El obispo prohibía el ejercicio del sacerdocio a uno de sus ministros, Antonio Fernández Blanco, tras ser elegido concejal del PSOE en A Gudiña. Sin embargo, a su colega de púlpito Julio Rodríguez sí le había sido permitido compatibilizar el ejercicio del sacerdocio con una concejalía en Castrelo de Val; de hecho, entre 1991 y 1995, este sacerdote ostentó incluso la portavocía al ser el cabeza de lista del PP, mientras que en los cuatro años siguientes figuró como único edil.

Los curas ejercen muchas profesiones. "Si un cura vale para ser maestro, ¿por qué no vale para político?", se pregunta José Manuel Vidal en el mismo artículo. A su juicio, "lo ideal sería que los curas se presentasen como independientes, para poder seguir siendo de todos sus fieles y sin adscripción partidista". Eso sí, subraya el periodista experto en religión, antes de dar el paso tendría que gozar del "discernimiento previo de su obispo".

Por cierto, lo de llevar a un tío carnal cerrando la lista está de moda en Lalín. Al anuncio de Cruz de concurrir con el hermano sacerdote de su finada madre le precedió el de su archienemigo y antiguo jefe de filas, Rafael Cuiña Aparicio. El actual alcalde incorporará como último de la candidatura de Compromiso por Lalín a Ramón Cuíña, hermano de su difundo padre. Y podrían no ser los únicos casos.