Los municipios de mayor dimensión suelen ser los que más servicios prestan a sus ciudadanos y, en consecuencia, donde la carga tributaria que soportan sus ciudadanos es mayor. Pero no es siempre así. De hecho, en Deza y Tabeirós no es Lalín ni A Estrada donde la presión fiscal es más elevada, sino Agolada donde sus vecinos asumen, de media, una presión tributaria más alta. Para el cálculo de la presión fiscal se toma como referencia los impuestos directos e indirectos que llegan a las arcas municipales cada año, junto a las transferencias por tasas y otros ingresos, y se dividen por el número de habitantes. En consecuencia, el resultado de esta operación no es una regla exacta del dinero que abonan los contribuyentes a su concello de referencia y sí un promedio per cápita.
Los datos de la liquidación presupuestaria del ejercicio 2017 indican que los concellos de la zona -excluimos a Cerdedo-Cotobade- al no poder realizar una comparativa con diez años atrás, establecen que la presión fiscal media se situó en 358 euros, que son 142 más que hace una década. La progresión en la carga tributaria no es uniforme en cada uno de estos ocho municipios, una vez que, curiosamente Lalín -uno de los que más presión fiscal aplica- no es donde más crece, pues la diferencia es de un 48% más, mientras que en A Estrada son diez puntos porcentuales a mayores; en Dozón casi se duplica y en Rodeiro o Agolada el salto es del 339 y del 287 por ciento respectivamente.
En primer lugar tomaremos como referencia los ingresos de cada administración -con datos del último año con presupuesto liquidado ante el Ministerio de Hacienda- y su presión fiscal. Así, Lalín es claramente el municipio más recaudador, con algo más de 8,4 millones de euros, de los que 3,3 corresponden a tasas y 4,8 a los impuestos directos. Su presión fiscal se coloca en 422 euros, cuando hace diez años era de 285. Hasta 155 euros más al año satisfacen los trasdezanos de media al Concello, una vez que la carga fiscal asciende a 411 euros por vecino y año. Si durante 2017 impuestos y tasas municipales dejaron en las arcas municipales 3,5 millones, diez años antes el montante fue de 2,3 millones.
Vila de Cruces mantiene una tendencia muy semejante desde hace años y, salvo el caso de Dozón, -un municipio sin apenas más servicios que algunos básicos- es el territorio donde la presión fiscal es más baja. Sus vecinos pasaron de pagar, en una década, una media de 189 euros a 287. Los niveles de ingresos no variaron demasiado a situarse en 1,5 millones frente a los 1,2 del año 2007. En Rodeiro el salto ha sido muy llamativo y sus ciudadanos eran entonces los que menor carga tributaria soportaban, con 76 euros, mientras que ahora está en 333. Sirva como ejemplo el incremento en la recaudación de impuestos directos, de menos de 200.000 euros hasta los casi 623.000.
Un escenario semejante se da en Agolada, donde la carga impositiva se dispara desde los 118 euros por habitante y año hasta los 451. En este caso los ingresos tributarios crecieron en casi 72.000 euros cada año. Dozón, todavía siendo el municipio con menor presión fiscal, ésta prácticamente se duplica en una década pues partía de 129 euros y ahora está en 246.
En el caso de A Estrada sus ingresos por tributos y tasas ascienden a 6,1 millones, con lo que la presión fiscal se coloca en 298 euros, que son 109 más de los de diez años antes. Por último, en Forcarei el promedio está en 308 euros por vecino y año; 103 euros más en una década.
A modo de conclusión, estos ocho municipios ingresaron por impuestos directos, indirectos y tasas un total de 23.081.315 euros; una cifra que crece respecto a los derechos liquidados diez años atrás, cuando el montante se acercó a los 15,4 millones.
