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Una huella difícil de borrar

A Estrada se ha topado con la desidia popular y política a la hora de borrar los símbolos franquistas

En muchas viviendas del casco urbano se mantiene la simbología falangista. // Bernabé/Cris M.V.

En el año 2006, el gobierno de A Estrada cedió la presión y aprobó el cambio de denominación de la calle Capitán Bernal. De esta manera se buscaba retirar un símbolo heredado de la época franquista y que perduraba en el callejero estradense. Trece años después de ese acuerdo plenario, los vecinos de esa zona siguen viviendo en la calle Capitán Bernal. La modificación no fue anunciada a los vecinos ni a ninguna instancia responsable y las señales siguen anunciando que la calle lleva el nombre de un capitán que en su día mandó a la Guardia Civil prender fuego a A Estrada si se le resistía. Este caso ejemplifica en gran medida la desidia y la falta de medidas concretas tomadas en A Estrada a lo largo de las últimas décadas para eliminar la simbología franquista heredada, especialmente en su callejero.

Los ejemplos en este sentido son abundantes y en muchos casos vienen a demostrar la falta de interés, tanto a nivel político como social por dar pasos en este sentido. A estas alturas A Estrada cuenta con tres calles céntricas que entrarían dentro de las señaladas por la Dirección General de la Memoria Histórica. Además del citado caso de la calle Capitán Bernal, destaca la Calvo Sotelo, una de las calles más importantes de la villa. Esta calle fue bautizada con ese nombre el 12 de junio de 1937 para recordar la figura de un hombre cuya muerte fue usada para justificar el alzamiento de 1936. A pesar de ese nefasto recuerdo y a las propuestas de la comisión de toponimia, creada en su día de acuerdo con todas las fuerzas políticas, nadie se ha atrevido a cambiarlo. Lo más cerca que se estuvo fue en la época del bipartito, con una propuesta que puso sobre la mesa el BNG. La idea fue rechazada por el PSOE, en un ejemplo más del desinterés político por meter mano a este espinoso asunto.

La tercera de las calles de la discordia sería otro paso central en el casco urbano, la rúa Iryda. El Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario, del que sale el nombre Iryda, fue fundado en 1971 y desapareció en 1995. En este caso se trata de una calle dedicada a una institución creada en la época del gobierno de Franco, por lo que también se considera que un símbolo heredado del régimen.

Había un cuarto ejemplo en esta lista, pero en este caso sí se tomaron medidas, aunque sin prisas. Se trata de la antiguamente llamada Plaza Martínez Anido. Hace más de una década se decidió en pleno retirar este nombre heredado del franquismo, pasando a llamarla Praza do Mercado. Durante muchos años se ignoró esta decisión plenaria, hasta que el cartel fue retirado para realizar una remodelación de la plaza. El cartel no ha vuelto pero el nuevo nombre se encontró con el visto bueno de los vecinos, que lo adoptaron en los últimos años de manera totalmente oficial.

Al margen de nombres de calles, A Estrada cuenta también con simbología del régimen en diferentes puntos. Especialmente llamativos son los carteles que se pueden encontrar en las fachadas de algunas casas del casco urbano estradense con el símbolo de la falange y el sello del Ministerio de la Vivienda. La ley de memoria histórica manda su retirada y muchas ciudades ya han puesto en marcha campañas para erradicarlas.

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