Las luces se apagaron y el sonido de los tambores se encargó de guiar los pasos. El fuego rasgó la oscuridad y los cirios rojos se aliaron con la atmósfera lúgubre. A Estrada se unió ayer a la Santa Compaña, que volvió a vagar por las calles más céntricas de la villa animando a los transeúntes a mirar sin miedo el rostro de los aparecidos y a participar en su marcha.

La fantasmagórica procesión se encargó de abrir a última hora de la tarde de ayer una nueva edición -la sexta ya- del festival Panic de A Estrada. Este valiente y consolidado canto al terror ahuyentó hasta a la propia lluvia, que amenazó con cancelar las actividades en la calle pero que finalmente respetó el paso de las almas en pena. Alrededor de 40 personas se pusieron las túnicas blancas para hacer desfilar a la espectral comitiva. Antorchas, velones y cirios se sumaron a la ambientación. El sonido de los tambores dio paso al estruendo de un grupo de monstruos y orcos, que continuaron dando rienda suelta a la cara más divertida del terror.

El desfile partió de la Praza da Feira y avanzó por la calle Calvo Sotelo hasta la Praza do Mercado, donde se celebró un concierto del grupo Broken Peach. El chocolate ayudó a entrar en calor, brindado su poder reconstituyente capaz de resucitar a los aparecidos.

Ya a cubierto y después de la medianoche, la jornada inaugural del Panic continuó en las salas Minicines Central, donde se programó un maratón de cine de terror, encadenando proyecciones para ofrecer distintas perspectivas de este género. El primer título escogido fue el de un filme que se estrenó este viernes a nivel mundial, Glass. Tras ella llegó Zombeavers, continuando el maratón con Los extraños. Cacería Nocturna. Para las 05.00 horas estaba programado el pase de Planet Terror.

El cine de terror continuará otros tres viernes, siempre con proyecciones a medianoche. El 25 de enero tocará Mamá y papá; el 1 de febrero, Las noches de Halloween (2018) y el 8 del próximo mes se proyectará Revenge.