-A tenor de los datos del Instituto Geográfico Nacional podemos decir que estas comarcas son un territorio tranquilo...
-Sí, plenamente tranquilo porque está sometido a una actividad sísmica muy baja y muchas veces podemos decir que tiene una actividad de rebote; es decir, los epicentros en zonas cercanas son recibidos en vibraciones. En principio no es una zona de peligro.
-Además estamos hablando de terremotos de escasa intensidad.
-Son movimientos sísmicos propios que se producen aquí porque hay reajustes en la placa listosférica, pero de forma muy suave, hasta tal punto que prácticamente no son perceptibles para las personas y solo para los sismógrafos sofisticados. Dentro de los grandes movimientos sísmicos producidos aquí, que los hubo, podemos decir que son consecuencia de otros. En Galicia sí hay actividad sísmica, pero aquí podemos decir que estamos en una zona muy estable.
-Pero lo que sí es cierto es que la tierra se mueve con frecuencia, ¿no?
-Es que nosotros estamos bajo los efectos finales de una gran orogenia que fue el plegamiento alpino hace unos 40 millones de años. Podría decirse que ese plegamiento ya terminó, pero todavía quedan unas secuencias, pero muy atenuadas.
-¿Recuerda algún terremoto en esta zona o tiene constancia histórica de algún episodio destacado?
-Sí, creo que fue en el año 1995 aproximadamente, cuando hubo una actividad sísmica bastante activa en el triángulo conformado por Triacastela, Becerreá y Samos. Creo que el temblor superara la escala 5 y sí que se percibió bastante en la zona. Recuerdo que había comentado que entonces era aparejador municipal de Lalín, Prego, que un edificio se vio afectado por ese temblor de tierra, pero que sepamos fue el único inmueble que resultó afectado por aquel terremoto porque tenía una base muy mala. Sí daño muros o laderas que estaban a punto de desprenderse o corrimiento de tierra, pero siempre relacionado con aquel citado del Monte Ardela. Sí hubo, creo recordar en 1962, un temblor bastante fuerte en las Azores que repercutió bastante en Galicia. Tenemos documentación histórica del famoso movimiento sísmico de 1776 en Lisboa, que afectó mucho a Galicia al ocasionar un maremoto. Y, creo que en 1570, un temblor en una falla del océano Atlántico llegó a dañar el monasterio de Los Escolapios de Monforte de Lemos.
