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Señales que no dicen nada

Bernabé/J. Carlos Asorey

Hay muchas señales y carteles, tantos que solemos pasar por su lado sin prestarles gran atención, especialmente si no son rojas o no andamos perdidos en busca de una dirección que tomar. Un ojo avizor sin embargo puede descubrir muchos secretos en las señales y carteles que lo rodean, recuerdos en muchos casos de un pasado que un día existió y que estas señalizaciones se resisten a olvidar. A Estrada es un buen ejemplo de esta idea. Paseando por el municipio pueden descubrir por ejemplo que el estadio de A Baiuca sigue siendo el hogar del Estradense como algunos aficionados añoran o que el municipio sigue teniendo un centro o un matadero municipal. Sin embargo, el viaje no termina ahí, ya que también es posible viajar al futuro para descubrir la imaginada oficina de turismo o calles que nunca llegaron a hacerse.

Un caso similar es el del centro comarcal ubicado en su día en Toedo, junto al polígono industrial. En la carretera desde Santiago se informa en varias ocasiones de la distancia que queda para llegar al centro que funcionaba además como sala de exposiciones. A punto de llegar también se puede ver un gran cartel que indica la salida de la rotonda hacia el centro que, sin embargo, cerró sus puertas hace años. Los que sigan esas señales en su búsqueda se encontrarán en su lugar el Centro de Emerxencias de Galicia acondicionado hace poco tiempo en sus instalaciones.

Más sorpresa se llevarán, no obstante, aquellos que se guíen por las señales que marcan la dirección hacia el estadio municipal de A Baiuca. Allí se encontrarán una recién estrenada guardería y un centro de salud en obras donde un día corrió el balón. A pesar de eso, todavía existen estas señales.

Un caso contrario es el de las señales dispersas por diferentes puntos del casco urbano en las que se informa a los visitantes de la dirección para encontrar la oficina de turismo de A Estrada. Es una trampa. Allí no hay nada. Esta oficina de turismo nunca llegó a abrirse a pesar de que los carteles estaban ya instalados antes del verano. En este caso son señales que se colocan antes de tiempo y que finalmente quedan como muestra de algo que nunca pasó. En este grupo también se podrían incluir señales que en su día auguraron nuevos caminos pero que nunca llegaron a hacerse realidad. Un ejemplo podría ser la señal de la rotonda de Figueiroa, en la que se imagina un camino hacia Figueiroa de Abaixo que nunca llegó a ejecutarse.

En un tercer grupo se podrían incluir carteles que se instalaron hace muchos años y que nadie parece dispuesto a retirar a pesar de que su deterioro ya no permita ni leer lo que indicaban o bien aquellos otros anunciadores de obras realizadas hace ya décadas que siguen resaltando trabajos de los que muy pocos, por no decir nadie, se acuerda. Tanto en un caso como en el otro, estas señales terminan cayendo por su propio peso, convirtiéndose en la mayoría de las veces en basura a un lado de la carretera. Los ejemplos son numerosos por todo el municipio.

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