La Casa da Cultura de Silleda fue ayer el escenario de una jornada promovida por la asociación Odega para fomentar la producción de castaña en la provincia. La jornada se dividió en tres apartados, con otros tantos ponentes: la sanidad del castaño, cómo diseñar las plantaciones productivas, en contraste con las plantaciones tradiciones, y, por último, la comercialización del producto.

El ingeniero de montes Jacobo Feijoo Lamas, director técnico de Odega, abordó las pautas a tener en cuenta a la hora de montar una plantación nueva. Indica que lo idóneo es elegir terrenos de buena calidad y que permitan emplear maquinaria tanto para las labores de preparación del suelo y cuidado como para la recolección del producto, que puede hacerse ya con maquinarias que separan la castaña del erizo y la pelan. Como se trata de una plantación para producir alimento, y no madera, la distancia entre los árboles tiene que ser mayor: si para producir madera caben hasta 1.000 castaños por hectárea, en este caso lo recomendable son 100 árboles.

Y hay que optar por plantar injertadas sobre un patrón híbrido. El patrón híbrido garantiza que es inmune a la enfermedad de la tinta, y el injerto deberá ser de variedades típicas de Galicia. Feijoo apunta que una plantación de castaños alcanza su madurez en un plazo de 17-18 años. Llegados a esa edad, cada árbol puede producir unos 50 kilos de castañas, "lo que puede traducirse en unos beneficios de 5.000 euros por hectárea y año", apunta este experto. La cifra es muy superior al rendimiento que dan en la actualidad las plantaciones forestales de crecimiento rápido: las de pinos suelen producir 350 euros por hectárea y año, y las de eucaliptos, en torno a los 1.000.

Esta rentabilidad es la que motiva la charla de Odega para potenciar la plantación de castaños como una alternativa a cultivos forestales pirófitos. Es más, "en Portugal ya hay familias que viven de la producción de castaña, y que han convertido a ésta en su principal actividad de sustento". Fue Manuel Vilariño, secretario de la IXP Castaña de Galicia, el que explicó a los presentes numerosos casos de éxito en la producción de un alimento que durante años ocupó la relevancia que ahora tienen otros productos como la patata.

Los ponentes de la sesión quieren dejar claro que el fomento de este alimento no quiere ocupar el territorio que ahora se destina a producción agraria. "sino de recuperar terrenos forestales" que se encuentran abandonados o potenciar plantaciones tradicionales que, con un sistema distinto de gestión, pueden rendir mucho más. Máxime, cuando estamos en un escenario en el que "sólo el 10% de la castaña que se produce en España se queda aquí", señala Feijoo. El resto se exporta con un valor añadido y, en muchos casos, se somete a transformación en las industrias de los países importadores.