Los Reyes Magos dejaron ayer el primer regalo para los niños de A Estrada. No lo hicieron bajo el árbol ni tampoco sobre las zapatillas que, bien dispuestas, esperarán con emoción la mañana del 6 de enero. Este presente anticipado llegó con música y con muchísima ilusión de la mano de Naviland, un musical que abarrotó el Teatro Principal de familias deseosas de conocer a través de esta historia dónde viven Melchor, Gaspar y Baltasar.

Sin moverse del patio de butacas, los niños viajaron a un lugar mágico. Se sumaron al sueño de Mony, una niña que ansía conocer de dónde vienen los Magos. Sobre el escenario del Principal se desplegó un imaginativo mundo que explicó a los pequeños los engranajes de cómo llegan a sus casas los regalos de Navidad. A mayores, todos se llevaron una lección. Mony no sabía qué pedir a los Reyes porque le compraban todo lo que quería y aun así no sabía si era realmente feliz. En Naviland recordó -ella y todos los niños presentes- que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, en esas que están al alcance de todos los que estén dispuestos a disfrutar.

El espectáculo dejó también la moraleja de la necesidad de compartir con quien tiene menos, una apuesta que Naviland realizó en A Estrada antes de desembarcar en el Principal, propiciando, con el respaldo del Concello, que centros educativos del municipio se sumasen a una campaña de recogida de juguetes. Finalmente, se lograron 500 juguetes para repartir entre los niños de 160 familias a las que ayuda Cáritas.

El momento más esperado de la función de ayer llegó al final. Los Reyes Magos aparecieron en el teatro y subieron al escenario, animando a los pequeños a hacer lo mismo para contarles qué les piden este año o para entregarles su carta. Llega el momento de esperar, sin perder nunca la ilusión.