Tenía los días contados. Las fuentes públicas no triunfan en el casco urbano de A Estrada y las imágenes que atesoran las hemerotecas y archivos fotográficos están ahí para confirmarlo. La capital estradense dijo ayer adiós a la última fuente que quedaba en pie en la villa. En el marco de las obras de ampliación y reforma de la alameda municipal, el elemento que presidía la pequeña plaza habilitada en la parte posterior del consistorio siguió la misma suerte que otras corrieron antes. La pala ejecutó su sentencia.
La de ayer era la crónica de una muerte anunciada. En el momento de conocerse el proyecto de reforma de los jardines se reconoció que la conservación de la fuente no figuraba en los planes, si bien desde el gobierno se aseguró entonces que la nueva alameda no perderá por completo la referencia del uso público del agua. Al ser preguntado ayer al respecto, el alcalde, José López Campos, indicó que las losas superiores de esta fuente se numeraron y se acopiaron, si bien la estructura se destruyó. Se indicó que era de mampostería y carecía de valor como para aconsejar su conservación.
Aunque desprovista de una gran vistosidad o de algún elemento especialmente singular, lo cierto es que la fuente que ayer fue derruida fue telón de fondo para muchas instantáneas tomadas en la alameda estradense por generaciones y generaciones de ciudadanos.
Esta es la tercera fuente pública que se destruye en A Estrada en los últimos quince años. En 2003 se suprimió la mítica fuente instalada al pie del consistorio, que también servía para ordenar el tráfico al ser utilizada como rotonda. Años después, el bipartito PSOE-BNG apostó por construir una fuente en la Praza do Mercado, un elemento efímero que se tapió en 2011.
Aunque en los últimos años las fuentes parecen no gustar en A Estrada, hubo un tiempo en que estos elementos se emplazaron en los enclaves urbanos más representativos. En su día la antigua Plaza de Ramiro Ciorraga -la actual Praza de Galicia y popularmente A Farola- estaba presidida por una fuente pública de varios chorros, como recuerdan las imágenes antiguas. En la Praza da Inmaculada, junto a la iglesia de San Paio, también fluía el agua hace unos años, si bien la estructura se transformó en una jardinera de gran tamaño. Ya fuera del casco urbano, en un reducto verde, resiste a duras penas una fuente en la robleda municipal. Desde ayer, es la única que continúa en pie. Su carácter apartado le permite todavía pasar desapercibida.
