Una menor presión sobre los conductores o, quizá ya demasiados años de implantación de las zonas de control de aparcamiento controlado, son algunos de los motivos para entender que los ingresos por incumplimiento de la ordenanza de circulación hayan caído en los últimos años. Aunque en las multas no solo se computan incumplimientos de los conductores por estacionamientos indebidos en la zona azul, sí hay que tener en consideración que los ingresos puedan mermar al dejar, años atrás, de patrullar a diario la grúa por las calles a diario y solo disponer el Concello de este servicio para casos puntuales o emergencias.

Durante el año pasado la recaudación por multas ascendió a 82.535 euros, mientras que doce meses antes el balance económico había sido de casi 90.200. Estas cuantías están muy lejos de los más de 141.500 euros obtenidos en el ejercicio de 2011 o incluso también los 117.300 de hace un lustro. Desde entonces los ingresos comenzaron a caer paulatinamente y, salvo el repunte de 2015 (93.00 euros) respecto a los 88.200 del año precedente, los dos últimos presupuestos liquidados ya constataron un descenso en los fondos que dejan las sanciones de tráfico. Estas multas, como otros tributos, tienen delegado su cobro en el ORAL, entidad que se encarga también de asegurar los ingresos por vía ejecutiva, ya sin el descuento del 50% sobre el importe de la infracción cometida.