La empresa que pretende poner en marcha una planta de tratamiento de neumáticos en el polígono industrial de Botos no es muy proclive a manifestarse públicamente sobre su proyecto. Solo a raíz de la polémica suscitada por una industria que genera contestación social y que el Concello asegura no dará licencia "en las circunstancias actuales" quiso defender la legalidad e inocuidad de su planta. Ayer, el proyectista de Racso -la sociedad local Donsión Proyectos- hizo público un comunicado en el que se ciñe a la solicitud ante la Xunta de la autorización de vertido de aguas residuales industriales.

En este sentido señala que Racso tramita permiso de vertido de las aguas pluviales que caen sobre la edificación y sobre la campa de trabajo o recinto de la empresa porque el polígono de Botos carece de red de aguas pluviales y, en consecuencia, las que se generan actualmente en las calles y recinto de las industrias instaladas en el parque de Botos "se vierten directamente a la red de residuales o al terreno circundante, aunque ninguna de ellas cuente con la autorización de vertido que se le solicita a Racso". Añade que el hecho es que el agua de la lluvia aumenta notablemente el caudal de la red de saneamiento y, en estas circunstancias, la EDAR deja de cumplir su función porque el caudal a depurar "es inmensamente superior a su capacidad", concluyendo así que se vierte al río sin completar su ciclo de tratamiento en la depuradora. Y que cuando el caudal supera ciertos límites, la actuación práctica es que una parte de dicho caudal "sucio" se desvía directamente al río mediante un bypass previo a la EDAR.

Donsión Proyectos añada que las aguas de la lluvia en las cubiertas se evacúan hacia un aljibe existente en el antiguo tanque de la depuradora de la lechería y, la sobrante, va al río, siguiendo la pendiente natural del terreno. Además de incidir en que el proceso industrial de Racso no utiliza agua, por lo que al agua industrial que se genera es la de la lluvia que cae sobre el recinto por el que se moverán los vehículos del transporte, cuyos únicos residuos posibles son por combustible o por averías de estos vehículos. Y advierte de que esta o cualquier empresa ha de cumplir con la legislación, tanto en la fase de proyecto como en la de obra o explotación. "En el momento que se incumpla, la administración tiene mecanismos suficientes para cerrar la actividad y, además, esta es su función".