Paloma del Castillo, conocida para muchos como la "yuntera soriana", siempre tuvo la ilusión de acudir a la Rapa das Bestas de Sabucedo. Por eso, finalizada antes de tiempo una trashumancia y con el primer fin de semana de julio libre en su calendario, decidió coger su tienda de campaña y plantarse el jueves en la parroquia estradense. "Llegué con la intención de descubrir la Rapa. Sabía lo que era pero una cosa es verlo en la televisión y otra en directo", explica. Nada más llegar a la Sabucedo recibió la primera pista de donde debía buscar. "Lo primero que me dijeron al llegar es que fuese al teleclub. Cuando entré fui a junto un señor que se llamaba Andrés y le pregunté de qué iba todo esto. Con una cerveza por el medio me contó toda la historia de la Rapa". Fue un buen comienzo para una primera noche en la que terminó conociendo a muchos aloitadores y vecinos y en la que comenzó a vislumbrar todo lo que tenía por delante.
Según relata, al día siguiente tocó misa y subida al monte con los consejos de José y sus hijos. "Me fueron explicando como funcionaba pero debo reconocer que al ver aparecer por el horizonte la primera manada me emocioné. No hay palabras para explicar lo que sentí", recuerda. "Me encantó observar a los caballos y lo que hacían, como funciona su jerarquía, como actúan los sementales... Son caballos de una nobleza innata", explica una mujer a la que el propio presidente de Rapa das Bestas, Henrique Bazal, dejó entrar al cerrado para ayudar con los animales antes de la bajada.
A la llegada a Sabucedo, los aloitadores le permitieron también recorrer la calle del teteleclub delante de la manada. "Me dejaron sola. Estaba alucinada hasta que me dijeron que me apartase. Entonces salieron todas las yeguas al galope hacia arriba", explica emocionada una mujer que terminó la jornada disfrutando como una más desde el anfiteatro del curro. "Por la noche, cuando los vi llegar al teleclub destrozados me di cuenta que aquello no era un juego", admitió.
Su sorpresa llegó sin embargo el domingo, cuando los aloitadores le permitieron entrar al curro para rapar a una "besta". "Cuando entré por primera vez al curro me tuve que salir. Casi me da un infarto de la emoción", relata una mujer que al día siguiente también tuvo el privilegio de participar en el curro solidario. "Les pregunté si me dejaban entrar y me dijeron que sí. Solo mido metro y medio pero pude entrar, coger un potro y raparlo. Fue increíble".
A sus 52 años Paloma del Castillo cuenta con una larga experiencia en el mundo de los bueyes y los caballos pero reconoce que nunca antes había sentido lo que sintió en la Rapa. "Vine como una visitante más y me vi metida en todo. Para mí fue mágico, muy especial, porque descubrí una tradición ancestral y pura. Hasta el ambiente y el olor son diferentes. Son naturaleza antigua. Todavía no me lo creo", explica. "He hecho muchas cosas con animales pero lo que sentí en la Rapa fue diferente. Siento como si fuese mi sitio. Creo que haber perdido el tiempo por no ir antes", añadió.
La yuntera soriana tuvo palabras de elogio para los aloitadores y Sabucedo. "Son gente muy humilde. Hacen algo increíble pero no van vacilando. Ven la Rapa como parte de ellos, algo que deben mantener y cuidar, y deben hacerlo durante todo el año, no solo unos días. La conexión que hay entre ellos es tremenda", afirmó.
Paloma del Castillo "amenaza con volver" el próximo año si sus numerosos compromisos se lo permiten. "Que me admitieran como lo hicieron fue un privilegio para mí. Me encantó tener la oportunidad de conocer desde dentro el espíritu de la Rapa, de los aloitadores y de toda la gente que los apoya", explicó una soriana que conquistó la Rapa.
