En los ayuntamientos rurales, como en el caso de los dezanos, el coche es casi un imprescindible del día a día, ya que la escasez de transporte público, obliga a que las personas se vean obligadas a usar su vehículo para prácticamente todo. Esto es algo que constantan desde los psicotécnicos de la comarca que señalan que la gente mayor de Deza no les queda otra alternativa y que tiene la necesidad real de renovar sus carnés de conducir. Sin embargo, y a pesar de que la Dirección General de Tráfico (DGT) permite la vigencia de cinco años para un carné de una persona mayor de 65 años, los distintos centros de reconocimiento aplican a este colectivo diversas restricciones en cada renovación.
A causa de la población envejecida, son cada vez más los conductores de edad avanzada los que circulan por las carreteras, de hecho y aproximadamente, cuatro de cada diez personas mayores de 65 años renuevan su carné de conducir en Deza. Aunque en muchos casos, la gente más joven cuestiona que este colectivo continúe activo, en cuanto a la conducción, los centros psicotécnicos coinciden en que la gente desconoce la verdadera realidad, pero que en gran parte de las veces, son personas que viven solas y que no tienen otra alternativa para desplazarse, ya que el transporte público es insuficiente, o incluso, en algunas aldeas, inexistentes. "Aquí los mayores precisan el coche para realizar recorridos cortos, básicamente para ir a comprar, a la farmacia o al ambulatorio", señala Begoña Blanco, de la Clínica Deza, de Lalín, que explica que hoy en día las condiciones físicas y psicológicas para conducir mejoraron mucho con respecto a años pasados. "Una persona de 70 años de ahora es como una de 60 de antes. El otro día vino una mujer de 92 años a renovarlo y se encontraba perfectamente, solo se lo renové por un año, simplemente por la edad".
La DGT estipuló que el tiempo de vigencia del carné de conducir para las personas mayores pasa de 10 años a cinco años, normativa que desde los psicotécnicos no comparten y suelen aplicar diversas restricciones en este colectivo, entre ellas de kilometraje, de velocidad y de vigencia. "Porque no es normal que, por ejemplo, una persona con 85 años salga de un psicotécnico con el carné por cinco años", señala el psicotécnico de Vila de Cruces. Referente a la velocidad, los límites son imprescindibles porque con el paso del tiempo la percepción motora es más lenta y provoca que el conductor tenga menos reflejos a la hora de reaccionar. Y en cuanto a las limitaciones de distancias permitidas es algo que realmente no les afecta a estos conductores, porque tal y como explican, son personas que no quieren el carné para realizar trayectos largos, sino para hacer determinados tramos relativamente cercanos a sus viviendas, incluso, en estos casos, se puede llegar a limitar a 20 kilómetros. La toma de medicamentos también influye en la conducción y más en este colectivo. "Porque lo que pasa es que se toman medicamentos relajantes y esto provoca mayor incapacidad". Lo que más detectan en estas edades son sobre todo problemas con la vista.
Cada vez es más habitual que las familias de un conductor veterano acudan al psicotécnico para informar de su situación, o incluso, hay quien les socilita explícitamente, que no le renueven el carné. "Por ejemplo, a mí me viene la familia a decirme que su padre le dio un ictus y que no puede conducir, pero aquí el problema que tenemos es que igual esa persona, todavía tiene el carné vigente por cinco años, y ahí el psicotécnico no puede hacer nada y los familiares tampoco les van a sacar las llaves", señala el psicotécnico de Cruces. En cuanto a determinadas enfermedades, como demencias, como el alzhéimer, u otras como párkison es imposible renovar el carné, pero en estos casos, muchos de los propios conductores ya desisten de continuar conduciendo.
