El año pasado rindieron cuentas con el Fisco por el sistema de módulos (estimación directa) 134.421 autónomos gallegos. Declararon de media un beneficio neto de 9.027 euros, que si se dividiera en nóminas mensuales equivaldría a un salario de 752 euros, ligeramente por encima del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Apenas el 10% se acercó a un nivel de ingresos equivalente al de la mayoría de asalariados gallegos, de en torno a 19.000 euros anuales. Pero casi 30.000 registraron un ejercicio de números rojos: pagaron más a Hacienda en concepto de cuotas de lo que ingresaron como resultado de su actividad. Equivale a dos de cada diez profesionales por cuenta propia que tributan por módulos en Galicia.

Este desfase -que se pague más de cuota del beneficio real- es lo que pelean por atajar colectivos de autónomos como UPTA y que la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, se comprometió en julio a revisar. Planteó por primera vez que los autónomos paguen en función de su rendimiento, no sobre una tabla de Excel predefinida. La base mínima de cotización es de 919,8 euros; la máxima, de 3.642. Ocho de cada diez profesionales transfiere al mes a Hacienda el mínimo legal, fijado ahora en 278,8 euros mensuales.