El estradense Jorge Fernández lleva un año intenso. Integrante del colectivo Codeseda Viva, en mayo culminó la laboriosa investigación que realizó -junto a Carlos da Barreira y Luis Ferro- para acreditar documental, patrimonial y toponímicamente que el histórico Camiño luso por el interior de Braga a Santiago pasaba por Codeseda y A Estrada. Pero, lejos de acomodarse, sigue trabajando para proteger el patrimonio de la comarca.
Apasionado de la arqueología, sale al monte y mira con atención las piedras. Así, ha descubierto en un área de 800 por 300 metros de superficie de montes de Folgoso, en Cerdedo-Cotobade, nueve nuevos petroglifos de los que destaca que sus vetas de "xisto" o "gneis" -un tipo de roca similar al granito que aparece en largas vetas de fácil fragmentación- están orientadas al Norte-Sur y que "los antiguos" los orientaron en ese mismo eje "con tan solo 5 grados de desviación y, en algunos, prácticamente sin desviación (1-2 grados)".
Entiende que querían dejar muy clara su orientación en ese eje Norte-Sur, en el que están radicados. Aunque son 9, Fernández se quedó tan impresionado por uno -Folgoso I- que, en honor a Ramón Sobrino Buhígas y Frei Martiño Sarmiento (gran estudioso de la botánica y de la "carqueixa"), decidió bautizarlo Laxa da Carqueixa. Exalta también la importancia de los que llama Folgoso IV, VII, VIII y IX.
Este nuevo descubrimiento de Fernández se produjo prácticamente un año después de que hallase siete petroglifos junto al trazado del Camiño a Santiago en A Mámoa (Forcarei) y constituye un nuevo hito en la trayectoria de hallazgos arqueológicos de Fernández, que contabiliza ya 66 petroglifos localizados en montes de A Estrada, Cerdedo-Cotobade, Cuntis y Forcarei. Uno de los más destacados lo halló en junio en Chan de Lamas, uno de los montes de Codeseda en los que habitan las manadas de rapa das Bestas de Sabucedo. Cabe recordar que, como ya publicó FARO, allí localizó un petroglifo que el Colectivo A Rula -especializado en arte rupestre- no dudó en calificar de "excepcional" por su altitud y el tamaño del gran cuadrúpedo -un gran cérvido milenario- que constituiría la "primera gran estación de arte figurativo" de A Estrada.
