Los concellos de Deza y Tabeirós-Montes han cerrado el último ejercicio con superávit, encadenando de este modo dos años en los que a las arcas municipales llegaron más recursos que gastos se formalizaron. La planificación de un documento económico no deja de ser una declaración de intenciones, pero la imagen real de las cuentas viene determinada por la liquidación presupuestaria. Inejecución o desviaciones imprevistas, además de un férreo control al que los ayuntamientos están sometidos por el Estado son algunos de los motivos que ayudarían a comprender esta situación. De hecho, la normativa obliga en cierta medida a, por ejemplo, dedicar recursos sobrantes o inejecutados a amortización de deuda, en vez de que esos recursos puedan destinarse a otras actuaciones.
Los datos divulgados por el Ministerio de Hacienda ponen de manifiesto que los nueve municipios de las comarcas cerraron sus cuentas del año pasado con 3.420.309 euros de superávit, que a su vez son medio millón más del balance positivo obtenido en la liquidación de 2016. Solo A Estrada y Silleda presentan un desequilibrio, con más gastos que ingresos. En el primer caso, la administración municipal de la capital de Tabeirós gastó 39.000 euros a mayores de los algo más de 15 millones de ingresos totales. En Silleda la desviación negativa fue de, exactamente, 42.079 euros más de los casi 7,5 millones que llegaron a sus arcas municipales. En los ingresos se incluyen tanto los tributos y tasas locales como las transferencias de administraciones superiores u otros recursos. Lalín, el concello de las comarcas con un presupuesto más elevado, también ha sido el que cerró su balance económico con un superávit más alto; en concreto de 1,4 millones más de los casi 16,2 millones que supusieron sus ingresos. Otro municipio con un balance positivo en este sentido fue Vila de Cruces, donde su superávit ascendió a 814.518 euros, tras cerrar una cuenta de 4,3 millones de ingresos. Rodeiro también gastó menos dinero del que ingresó; en concreto 275.062 euros sobre unas transferencias totales de 2,6 millones. Por encima de estas cifras se movió la administración local agoladesa, con 336.127 euros a mayores de los 3 millones que obtuvo. La diferencia es más ajustada en Dozón, el municipio de la zona con menor presupuesto. Su superávit se situó en 9.222 euros tras liquidar ingresos que rebasaron levemente el millón de euros. Forcarei cerró su cuenta del año pasado con 3.321.345 euros de ingresos, quedándose los gatos totales en 2.845.089 euros. Y la cuenta de Cerdedo-Cotobade arroja un superávit de 126.289 euros, con 5,3 millones de ingresos.
Pese a que los concellos incrementaron el pasado año sus ingresos un 5,3% respecto a 2016 -totalizaron 58,4 millones- la inversión real cayó en algo más de un 9 por ciento. En Lalín apenas se alcanzó el millón de euros, cuando doce meses antes habían sido 2,7. Silleda alcanzó los 1,8 millones frente a los 1,2 del curso anterior y Vila de Cruces bajó de 1,3 millones a 689.000 euros. En Rodeiro, con 439.400 euros, la inversión subió un 58%, mientras que Agolada alcanzó los 584.600 euros; 200.000 a mayores. En Dozón el dato es de 217.800 euros, mientras que el anterior había sido de 379.400.
A Estrada fue la administración local de las comarcas con más capacidad inversora (2,2 millones por 1,8 en 2016) y Forcarei manejó un total de 876.400 euros, cuando en el presupuesto anterior habían sido 654.700. Cerdedo-Cotobade movilizó 1,3 millones. La cuenta anterior, con ambos territorios como concellos independientes, reflejaba una inversión real en Cerdedo de 393.000 euros y de casi 490.000 la localidad vecina.
