El nuevo campo de fútbol de A Bandeira sigue acaparando el juego político en el municipio, con balonazos cruzados entre las partes. El alcalde de Silleda, Manuel Cuíña, afirma que el proyecto está visado conforme a la normativa vigente en materia de seguridad y no duda en sacar pecho por una inversión que superó las previsiones iniciales y que, de no hacerse en el municipio, iría a parar a otra infraestructura deportiva allende Trasdeza. Por su parte, el Partido Popular insiste en que la obra incumple tanto en materia de seguridad como en cuanto a la accesibilidad, por lo que pide que se acometa una reforma.

"Si cumple o no no lo sé yo como transportista ni él como abogado, sino los técnicos que dieron el visto bueno al proyecto", replica el regidor al portavoz popular, Ignacio Maril, a quien acusa de soltar "falsedades". Por ejemplo, sostiene que A Gandareira sí dispone de desfibrilador desde hace dos años -de ahí que no estuviese contemplado en el proyecto-, si bien, mientras estuvo en obras, estaba guardado en el auditorio. "Ni se preocupó de preguntar", lamenta Cuíña, que acusa a los populares de practicar "pura demagogia" porque "no saben como salir del jardín en el que se metieron con esta obra".

Respecto a la solución utilizada para el suelo, una especie de celosía, "está así en el proyecto", que fue "visado por dos arquitectos y por el colegio oficial", alega el alcalde. También los terraplenes presentan el mismo material de hormigón con huecos en medio rellenados con hierba. Señala que hay tramos que son para pisar y otros que no, caso del banco de entrada, en donde hay "celosía hueca que ya se ve que no es de paso, está sin rellenar, no es un espacio para andar". "¿Que se puede colar allí un niño y caer? Claro. También se puede caer desde las gradas o si se sube al tejado", comenta Cuíña. Reitera que "el diseño es así", tal como está en el proyecto y que "cumple la normativa de seguridad".

Ambulancias

Otra crítica que hacía el PP es la falta de acceso para ambulancias. "Entra perfectamente una ambulancia en el campo de fútbol. Tiene que hacerlo marcha atrás, pero entra", responde el mandatario, que apunta que, de no ser así, no hubiese obtenido el visto bueno de la Federación Galega de Fútbol. "Vinieron a ver el campo y dieron autorización", expone un Manuel Cuíña muy molesto con la actitud del grupo municipal del Partido Popular. Considera "una traición" que pidan en la Diputación explicaciones de "por qué vino tanto dinero" para el campo de fútbol. La consignación inicial eran 800.000 euros, pero las gestiones del propio Cuíña elevaron la partida en 400.000 más. Y sostiene que esos fondos no vendrían para Silleda si no fuese para A Gandareira, sino que irían para actuaciones deportivas en otro concello.

El PP, por su parte, alude ahora a un nuevo supuesto incumplimiento de la remozada instalación, relativa a la normativa de accesibilidad. "El suelo utilizado tanto en el acceso al campo y sus alrededores como el que rodea las gradas "incumple la normativa de accesibilidad", afirma su portavoz. Entiende que "no es de recibo" en una obra nueva y con "un presupuesto tan elevado" y que evidencia "falta de sensibilidad" por parte del gobierno local. "Es vergonzoso que cualquier vecino o visitante con movilidad reducida que acuda al campo vea limitadas sus posibilidades de acceso porque esta instalación no es adecuada", manifiesta Maril. Recuerda que toda solicitud de licencia de apertura de un local debe cumplir la normativa vigente en materia de accesibilidad. "Si lo exigen al resto de vecinos, ellos son los primeros que tienen que cumplir, pero creen que están por encima de todo, y eso no se puede consentir", dice.

El edil popular sostiene que ya hubo quejas el día de la inauguración por "las dificultades para acceder al campo y transitar por la parte baja de las gradas". Insiste en que los riesgos de resbalar se multiplican para los niños que caminan por estas zonas, "ya que las botas se quedan enganchadas en los huecos de las plaquetas"; de hecho, ya ha habido "algún incidente".

Costes de mantenimiento

La solución elegida, añade, "supone un incremento de los costes de mantenimiento", al tener que cortar la hierba que crece en los huecos de las losas, y se pregunta quién lo va a asumir: el club o el Concello. "No sabemos lo que van a tener que hacer, si arrancar todas las losas y sustituirlas por otras, o taparlas directamente con cemento, pero está claro que así no pueden quedar", sentencia Maril.

Por último, el portavoz de los populares lamenta "los ataques" del alcalde por solicitar que se solucionen los problemas de seguridad que, a su entender, tiene el campo de fútbol de A Bandeira. "Ya nos tiene acostumbrados a este tipo de estrategias, pero la mezquindad de las últimas declaraciones acusándome de esconderme el día de la inauguración cuando sabía perfectamente dónde estaba y por qué llegué tarde supera cualquier otro insulto que me hubiera podido dirigir hasta el momento", asevera. Y le recomienda "buscar solución" a los problemas de A Gandareira y asumir "su responsabilidad".