"Han pasado dos meses desde la brutal agresión de una jauría de perros a una anciana estradense y la situación sigue sin solución". Así comienza el comunicado emitido ayer por la asociación de vecinos de Trabadela (Ribela). Estos ciudadanos aseguran sentirse "abandonados" por la administración, estimando que Concello y Xunta "se pasan la pelota" entre sí "sin dar una solución" a un conflicto que vienen denunciando desde 2016. "Lo que empezó siendo un problema de insalubridad, hoy supone un grave riesgo de inseguridad", manifiestan.

"Conocedores de esta situación desde 2016 no han actuado, permitiendo que el problema se haya enquistado, con consecuencias dramáticas", subrayan los vecinos. Caber recordar que a mediados del pasado mes de agosto una octogenaria fue atacada por uno de estos canes cuando caminaba de regreso a casa. Los cuatro perros implicados en este ataque quedaron a disposición de la autoridad judicial competente y, mientras que esta no decidiese sobre su futuro, se acordó que quedasen "depositados" en manos de su dueño y "bajo su responsabilidad".

"Mientras hoy la casi nonagenaria se recupera lentamente de las graves heridas, tanto físicas como psicológicas, sin salir de casa, el propietario de los perros continúa con su perrera ilegal, recibiendo alimentos y aportaciones económicas de animalistas que le apoyan", expresó ayer el colectivo vecinal, que aportó incluso fotografías en las que se aprecian varias cajas apiladas -aseguran que de comida para los animales- ante el lugar en el que viven.

Estos vecinos aseguran sentirse "ciudadanos de segunda, de los que solo se acuerdan en época electoral". Indican que estos días varios de los perros, "alguno de raza peligrosa y sin registrar", se "pasearon libremente por la aldea sin control de ningún tipo".

El colectivo consideró asimismo que "la inacción y dejación de funciones" que denuncian "podría considerarse una forma de prevaricación". A mayores, subrayan que en una Galicia rural "que se despuebla a pasos agigantados", situaciones "de desamparo y desprotección como esta contribuyen" a incrementar esta tendencia.

Los efectivos de Seprona A Estrada ya disponían en el momento en el que tuvo lugar el ataque de abundantes datos acerca de los perros implicados porque, en los últimos meses y a raíz de las denuncias vecinales que ponían de manifiesto el temor de los lugareños al atribuirle peligrosidad a los canes, ya había inspeccionado a estos y otros perros, principalmente de raza bóxer y recogidos en perreras o abandonados, que vivían en esta finca de Trabadela.

Gracias a esta labor de inspección previa, Seprona ya había podido comprobar que los cuatro perros implicados en el ataque tenían su documentación en regla: la oportuna cartilla de vacunación y el microchip. Uno de ellos es un boxer y los otros tres mestizos si bien el más preocupante sería un cruce de American Standford, una raza potencialmente peligrosa. Esta característica, la gran preocupación vecinal que existía al respecto así como el gran número de animales existentes en la vivienda de Trabadela en la que viven ya fue puesta en los últimos meses en conocimiento del Concello de A Estrada por parte de Seprona para que, si la administración local lo estimaba oportuno, actuase al respecto.