-¿Hay tradición futbolera en su familia o lo suyo fue puntual?

-Es de familia. Llegamos a jugar tres hermanos juntos en el Estradense. Nos llamábamos Suárez primero, Suárez segundo y Suárez tercero. Todo se acabó cuando un ataque de meningitis a los 19 años me hizo colgar las botas antes de tiempo. Fue una auténtica pena.

-Me imagino que se ve el deporte de distinta forma siendo jugador que siendo directivo.

-Sin duda. Además, hay que reconocer que los jugadores somos -y ahora hablo como jugador que fui- un poco egoístas porque sólo pensamos en nosotros y no valoramos el trabajo que hay detrás de una directiva, de intentar buscar dinero y otras muchas cosas.

-¿Sigue prestando su colaboración en el Club Deportivo Lalín?

-La directiva me pidió que entrara con ellos, pero les dije que mis tiempos de directivo y de presidente, porque había otra gente que me apoyaba para que volviera a ser presidente, ya terminaron porque me resulta imposible poder compaginarlo ya con lo que es mi vida profesional.

-Usted, que vivió algunos de los mejores momentos de la historia del Lalín, ¿no le da pena verlo ahora jugando en autonómica?

-Me gustaría que tanto el Club Deportivo Lalín como el Club Deportivo Estradense volvieran a jugar en Tercera División porque pienso sinceramente que esa es la categoría natural para ambos. Ahora hay un equipo muy joven en el Lalín, pero veo difícil que se pueda conseguir a corto plazo. Pienso que el gran fallo fue descender de Preferente, y cómo fue todo aquello. El equipo que tienen ahora ya digo que es muy jovencito, que tiene mucho futuro, pero que hay que darle un tiempo para que pueda madurar. En estos casos siempre es contraproducente meterles la presión de empezar a hablar de ascenso cuando todavía acaba de empezar la temporada. Les sigo echando una mano, pero como te decía ahora estoy sin tiempo para poder dedicárselo a algo que siempre te absorbe mucho.