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"Todavía no me explico cómo puede llegar gente de tan lejos a nuestro restaurante"

Los dos matrimonios propietarios. // Bernabé/ J.Lalín

Las paradas de viajeros y comensales son múltiples en el restaurante al que no le casar mejor nombre. Se trata del mítico restaurante La Estación situado en el Polígono de Botos. Desde hace un mes el local vive un pequeño paréntesis. Ello se debe a las reformas que los propietarios han decidido emprender para acondicionar un sistema de calefacción y varias tuberías. A pesar de que no existen atisbos de un final de recorrido para este negocio con casi 40 años de historia, sus propietarios apuntan hacia un cambio de relevo. Al frente del negocio podría seguir el apreciado cocinero que lleva ocho años entre los fogones del negocio. Así es que, a la pregunta de si se acerca la clausura, una de las hermanas propietarias, Chelmita Vales, responde tajante: "Nunca hemos pensado en cerrar, así que nunca lo haremos". Este tinte esperanzador demuestra el éxito que ha estado cosechando el establecimiento a lo largo de sus 36 años de existencia. Desde hace una década asisten asiduamente para saborear el famoso cocido, un grupo de vecinos de Xinzo de Limia, también habitual es la llegada de autocares que vienen desde A Coruña para el mismo fin. "Aún hoy me cuesta creer que gente de tan lejos venga a comer aquí", comenta Chelmita Vales. Ahora, tras toda una vida al frente del negocio otorga su confianza, al tiempo que su esperanza, en la posible figura que relevará su puesto.

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