De toda historia se deduce un inicio, al que le sigue un desarrollo y un inexorable final. Cuatro históricos establecimientos del municipio lalinense comparten un similar desenlace: desde el cierre de sus puertas al relevo de sus legendarios propietarios. Este último es el caso del restaurante La Estación, ubicado en la parroquia lalinense de Botos, a cuyo frente se puso la familia Vales González en el año 1982. Ahora, llevan un mes de reformas para mejorar el sistema de calefacción pero no cuentan echar el cierre al local, sino que permanecen a la espera de que su actual cocinero se decida a seguir con él. En cambio, a unos cuatro quilómetros de distancia, el bar Viños e Tapas Suso -legendario entre los vecinos de Donramiro- se presenta como el que sirve "el mejor vino del país con las tapas de toda la vida". Así es que su cierre, de cara final de año, tampoco será definitivo, pues en los días de feria seguirán sirviendo sus platos más codiciados: el pulpo o la caldeirada.Del mismo modo, el establecimiento vecino, Agarimo, a punto de cumplir los 60 años,vuelca ahora su esperanza en que la tercera generación familiar pueda remontar el negocio.
Volviendo al casco urbano de Lalín, José Buján. del histórico bar El Asturiano, se despide tras medio siglo al frente. Apunta a que algún vecino se interese por el bar, al que siguen acudiendo sus clientes "de toda la vida". Sí continuará abierto el restaurante homónimo que regentan sus hijas en la misma calle.
