Aunque el frío del otoño comienza a apreciarse, en especial durante las primeras horas de la mañana, la sequía estival se resiste a desaparecer. Este verano "extendido" obliga a mantener el abastecimiento externo al depósito de agua que surte la traída municipal de Codeseda, una medida provisional ideada para evitar que la falta de este apreciado bien de primera necesidad se refleje en los hogares. Cuando falta poco para llegar al ecuador del mes de octubre, este punto de almacenamiento de agua tiene todavía que nutrirse cada día con 36.000 litros de agua, aportados de forma externa cada jornada por al menos tres camiones del servicio municipal de Emerxencias.
Aun así, estas cifras reflejan un ligero descenso en el volumen de agua que se introduce en el depósito cada día, ya que en algunas jornadas estivales fue preciso rellenar la instalación con hasta cinco camiones por jornada o, lo que es lo mismo, con 60.000 litros. En el contexto de lo que a todas luces es un problema histórico con el abastecimiento de agua que todavía no logró una solución efectiva, en este 2018 las incidencias en esta traída se arrastran ya desde hace tres meses.
Este abastecimiento llegó al mes de junio con normalidad. Con el verano a punto de estrenarse, el Concello decidió realizar una actuación de mejora en las captaciones que llevan agua al depósito para intentar evitar la tradicional falta de agua en esta parroquia durante el verano. Sin embargo, en esta ocasión la previsión sirvió de poco. En el mes de julio no quedó más remedio que iniciar un abastecimiento externo que ya no se detendría.
Ante esta situación, se apostó por recuperar los dos pozos de barrena construidos en 2005, aunque solo uno de ellos fue viable. A día de hoy esta traída municipal se nutre de dos manantiales, que realizan un aporte de agua de 1.000 litros por hora cada uno. A ellos se suman los 2.000 litros por hora que conjuntamente proporciona los pozos de barrena construidos para abastecer esta traída. Que entren en el depósito 4.000 litros por hora no parece ser suficiente. Sus niveles bajan a un ritmo vertiginoso y, o bien se detecta en las revisiones matutinas o bien son los vecinos los que alertan al Concello de que ya no hay agua en sus hogares.
Después de haber detectado que se consume más agua de la que pasa por contadores, el ayuntamiento pudo localizar una decena de enganches fraudulentos, dando parte al ORAL. Anunció que las inspecciones continuarían y está pendiente ahora de las últimas lecturas realizadas.
