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Un año después del gran incendio de Siador y Medidas de prevención y la recuperación

Los concellos detectan más desbroces a raíz de las notificaciones para limpiar las franjas

Ninguno de los gobiernos dezanos ha impuesto sanciones -Coinciden en la falta de maquinaria y personal para encargarse de adecentar propiedades privadas y tramitar la multa -Actúan tras la denuncia de vecinos

Vista actual del Monte Cornoa, en Siador, con las granjas porcinas que se salvaron de las llamas en primer término y la de gallinas (al fondo) en reconstrucción. // Bernabé/Javier Lalin

Con la desestacionalización de los incendios forestales, palpable en los recientes fuegos de Mondariz, Nogueira de Ramuín o la Serra do Xurés, los concellos optan por continuar enviando notificaciones a aquellos propietarios que tienen maleza en fincas localizadas en lo que se denomina franjas secundarias: los 50 metros inmediatos a núcleos de población, viviendas aisladas, gasolineras y campings. La comarca dezana no es ajena a esta situación, y desde el 31 de mayo, fecha en la que la Consellería de Medio Rural cerró el plazo para el desbroce voluntario de estas fincas (que además no deben tener especies pirófitas), los gobiernos remiten, normalmente tras una denuncia de dueños de fincas colindantes, una notificación a los propietarios para que adecenten su parcela y evitar así la proximidad de incendios forestales a viviendas.

La ola de incendios de octubre de 2017 (se cumplirá justo un año durante este puente del Pilar) aún mantiene frescas en la retina las estampas de los vecinos de Chandebrito, en Nigrán, montando cadenas humanas para transportar agua con la que frenar el avance de las llamas. Así es que este año las notificaciones han surtido efecto en todos los municipios. Hasta la fecha, en Lalín se remitieron 94 avisos, y seguirán enviándose hasta que comiencen las lluvias. Desde el cuatripartito se indica que casi todos los requerimientos fueron atendidos por los dueños de las fincas, salvo algún caso en que los propietarios no residen en la comarca, por lo que la limpieza de la parcela pudo ralentizarse.

Tanto el Concello de Lalín como el de Agolada coinciden en la dificultad que supone para la administración local actuar de forma subsidiaria para, si el dueño de la parcela hace caso omiso de la advertencia, entrar en ella, retirar la maleza y después pasarle la factura de gastos al particular. Lalín entiende que debería ser la Xunta quien se encargase de estos trámites, y desde Agolada su alcalde, Ramiro Varela, apunta que "no se trata de un problema legal, ya que la normativa nos ampara para acceder a esas fincas privadas, sino de que, simplemente, carecemos de medios" para contratar a una empresa externa que se encargue de estas labores, una opción a la que también tendría que recurrir Lalín.

Silleda, en aras de esa normativa que establece la Lei de Prevención e Defensa contra Incendios Forestais, envía la notificación para que se desbrocen las fincas tanto a los dueños de las mismas como a la Xunta. En los tres municipios restantes, también se hace hincapié en la eficacia de las alertas que se remitieron desde los concellos. El alcalde de Rodeiro, Luis López, indica que este año la medida "resultó un éxito tremendo, porque todos los vecinos limpiaron, salvo en un caso en que tuvimos problemas para identificar el dueño de una parcela" que residía en otro punto de España. Cruces y Dozón coinciden en el aumento de concienciación entre los vecinos para salvaguardar los núcleos de viviendas de las llamas.

El proyecto Árbores de Cinza

El año pasado, la oleada de incendios que asoló Galicia entre el 14 y el 16 de octubre tuvo en la comarca un triste protagonista indiscutible: el monte de Siador, en Silleda, aunque en esos tres días hubo incendios en todos los concellos dezanos salvo en Vila de Cruces. En el de Siador ardieron más de 500 hectáreas, que hasta la fecha no se han sometido a ningún plan de repoblación porque se trata de fincas privadas. La zona puede ser uno de los candidatos, en el próximo mes de marzo, del proyecto Árbores de Cinza, que puso en marcha la Asociación Galicia Ambiental en las Navidades de 2017. Mediante la compra de ceniza de los árboles ardidos en Chandebrito a modo de fertilizante natural, se recauda dinero para comprar especies frondosas con las que recuperar la masa verde de la zona.

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