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Juego de tronos en el reino del viento

Rapa das Bestas alerta de que los aerogeneradores del nuevo parque eólico se colocarán en el epicentro del hábitat de cuatro manadas de O Santo, con un centenar de caballos que perpetúan esta ancestral tradición

Caballos de O Santo, en el monte durante una "baixa". // Bernabé/Javier Lalín

Por sus venas corre la tradición y galopa la libertad. Así ha de ser. No hay una sin otra. Los caballos que perpetúan la ancestral tradición de la Rapa das Bestas siempre han vivido en los montes que circundan la parroquia estradense de Sabucedo dando rienda suelta a su espíritu salvaje, dejando que el viento les peine las crines cuando sopla con fuerza en las cimas desde las que divisan sus dominios. Esta misma fuerza del viento es la que quieren hacer suya los aerogeneradores que aprovecharán la energía eólica en el nuevo parque Pico Touriñán. La asociación Rapa das Bestas confirmó ayer que estos molinos están proyectados en el epicentro del hábitat de cuatro manadas de O Santo. Estos dos señores de las cumbres parecen estar llamados a entenderse, después de que la citada instalación recibiese el visto bueno de la Xunta. La tradición clama por no ser destronada en el reino del viento.

O Borrallas, O Castaño de Souto, Solitario y O Jano. Es el nombre de los garañóns -los machos dominantes y protectores de cada manada- que guían a cada uno de los cuatro grupos de caballos que moran en este entorno y que, según alertó Rapa das Bestas en varias ocasiones, se verían afectados por la instalación eólica que recibió las autorizaciones administrativas previa y de construcción para aprovechar la energía del viento en parajes de los municipios de A Estrada, Cerdedo-Cotobade y Campo Lameiro. "Es la zona donde más caballos hay", reconoció ayer el presidente del citado colectivo estradense, Henrique Bazal, quien indicó que solo O Jano tiene bajo su protección a 40 bestas.

Explicó Bazal que el proyecto emplazaría aerogeneradores en el corazón del hábitat de esta cabaña, una expansión conformada en este caso por los montes de A Conla, Os Aguillóns, O Peón -donde se reúnen las manadas durante la celebración de la Rapa- y Caveiro. A la afección que cause la instalación de estos elementos suma la asociación la que presumiblemente generará toda la red de viales de acceso y propios de la actividad, de manera que calculan que la instalación acabe afectando al lugar de campeo de más manadas.

Henrique Bazal reconoció que Rapa das Bestas no cuenta con la planimetría que define estos viales, obrando en su poder únicamente la relativa a la ubicación de los aerogeneradores. El presidente de esta asociación estradense reconoció que a los de Sabucedo les gustaría ahora tener contacto con la empresa y que la administración se volcase para reducir el impacto que -aseguran- el parque tendrá sobre esta cabaña y sobre la propia fiesta declarada de interés turístico internacional. Entiende el colectivo que, a estas alturas y con un informe de impacto ambiental aprobado, sería "complicado pararlo". Pide al menos que se tenga en cuenta la repercusión -por ello dirigieron un recurso de alzada a la consellería- para que se implementen una batería de medidas encaminadas a reducir la afección sobre una cabaña que lleva siglos habitando estos montes y que representa un legado cultural incuestionable.

Desde la asociación se indica que solo se tuvo en cuenta la afección de esta instalación a la Rapa das Bestas durante los días de la propia fiesta. Sin embargo, todo el mundo sabe en Sabucedo que esta tradición no solo cuestión de un fin de semana al año. Muy al contrario, la Rapa implica el cuidado de las manadas de O Santo los 365 días.

Resumidamente, los temores de Rapa das Bestas se centran en que esta instalación eólica, al ocupar una considerable proporción de las áreas de campeo de cinco manadas de caballos, altere las zonas de alimentación de estos équidos, así como los manantiales en los que beben. Además, los aerogeneradores estarán emplazados, lógicamente, en las zonas altas de los montes, hasta las que suben los animales, especialmente en las épocas más cálidas, para protegerse de los insectos. Los de Sabucedo estiman que todo ello terminará ocasionando una inestabilidad en estas manadas, toda vez que se desplazarán las zonas en las que pastan hacia partes más bajas del monte. Ello traerá consigo, se temen, un incremento de la conflictividad social, ante el aumento de la posibilidad de que estos caballos terminen invadiendo fincas o descendiendo hasta los viales, con el consiguiente riesgo de accidente que ello supone.

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