El portavoz municipal del BNG y corresponsable del área de hacienda en el gobierno lalinense, Francisco Vilariño, avaló ayer el trabajo histórico de la formación nacionalista y, también, del ejecutivo del que forma parte por rebajar la presión fiscal a los ciudadanos. Acompañado de varios miembros de la ejecutiva local, ejemplificó la evolución del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de urbana desde el comienzo del mandato y el escenario actual, defendiendo que en este período el recibo de la contribución descendió en la práctica totalidad de los casos un 20%.

En primer lugar indicó que en el año 2015 el padrón de urbana sumaba un total de 22.830 recibos y que la recaudación municipal por este concepto fue de exactamente 3.571.196 euros. Al año siguiente el padrón de propiedades se redujo a las 22.768, con 3.441.757 euros practicados en la liquidación. Una vez que, destacó, el gobierno local apostó por rebajar el tipo impositivo, ya el año pasado los ingresos se situaron ya en 2.961.082 euros, con un padrón de 22.369. A falta de conocer los datos exactos de ingresos del actual ejercicio -los recibos se van a pasar al cobro a partir del día 3- Vilariño estima que la recaudación será de 3.188.284 euros, con un padrón ya más elevado debido al procedimiento de regularización catastral impulsado desde el Gobierno central, "que, como dijimos, solo perseguía un afán recaudatorio". No obstante, sí puso de manifiesto que estos mecanismos sirven para destapar fraude de casos de inmuebles que no están dados de alta, vulnerando así el principio de igualdad social. El padrón de este año es de 22.846; es decir, cerca de medio millar más de recibos.

Tras mencionar que con la caída del tipo impositivo los ingresos en estos años cayeron en torno a un 10% -cifró en 450.00 euros menos los que llegaron a las arcas municipales en 2017 respecto a 2016-, comenzó a citar algunos ejemplos que refrendasen "que primamos intentar corregir una situación anómala e injusta para dotar a la gente de más pulmón económico en tiempos de crisis". Así, indicó que un piso en el centro de Lalín con un valor catastral de 14.500 euros que en hace ahora cuatro años pagaba 72.65 euros anuales, ahora abona 58,12. O el propietario que asumía 335,78 euros por una vivienda de 67.000 euros de valor catastral pasó a satisfacer 245. Este ahorro del 20% sobre el recibo también lo hizo extensible, por ejemplo, a una casa en el rural que pagaba 209 euros, en la actualidad son 167. O un inmueble en diseminado -al que no se aplica la bonificación del 60%- que tenía una contribución anual de 546 euros, ahora se ahorra algo más de 109 en el recibo. Por último, comparó el IBI de una nave en el polígono Lalín 2000 que tributaba 7.432 euros, por los 5.946 actuales.

Vilariño puso el acento en que a una menor presión fiscal se sumó la supresión de las plusvalías, que, aunque con cifras que solían oscilar cada año, reportaban al Concello unos 300.000 euros. "Pocas cosas son más justas que una política fiscal pensada para la ciudadanía", proclamó.

Por otro lado, citó la irreal ponencia de valores aprobada por el gobierno para a partir de 2004, colocando unos valores catastrales elevadísmos, llegando en la actualidad a que algunos pisos todavía su valor de mercado ni alcance el catastral, cuando debería ser el doble de su tasación.