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José Fernández Buján: "La agricultura nunca dio lo suficiente para poder vivir"

"Hace años, si alguien compraba un tractor, los demás vecinos no querían ser menos"

José Fernández posa con un torno, en Talleres Jomabe. // Bernabé

Este año se cumplen las bodas de oro de uno de los talleres de reparación mecánica más populares de Lalín. José Fernández Buján cofundó en 1968 cerca de O Rodo Talleres Jomabe, que desde 1975 tiene su sede en calle Areal. José, ya jubilado, sigue yendo al establecimiento, donde asesora a los familiares que continúan con el negocio. Tiene predilección por el torno, con el que trabajó durante tantos años antes de ceder el testigo.

-¿Qué fue lo que le decidió a montar un taller propio en Lalín?

-La verdad es que no estaba contento en Vila de Cruces, donde había pedido un aumento de sueldo que no me dieron, y como ya me había casado, necesitaba ganar más. Anduve mirando cosas en varias empresas de Vigo, pero no me aparecía nada. Tenía un hermano más joven que vivía con mis padres, y le ofrecí poner juntos un taller, y ahí fue donde empezó todo abriendo en una calle por encima de O Rodo. Después nos vinimos para la calle Areal, hicimos una nave por la parte de atrás, y hasta hoy.

-¿Fue duro empezar solo?

-Yo tenía entonces 10.000 pesetas. Nada más. Le dije a mis padres que iba a poner el taller, y ellos me comentaron que iban a ver quién me podía prestar algo de dinero para poder empezar. Había un vecino que estaba viviendo en Venezuela que le mandaba ahorros de vez en cuando a un hermano que tenía, aquí, en Lalín. Se lo comentaron, y nos echaron una mano. Mientras tanto, yo me fui hasta Vigo para ver qué tipo de herramientas hacían falta para empezar. Hubo que pagar la mitad de las herramientas al contado, y el resto se fue pagando poco a poco. El primer torno me costó 138.000 pesetas, herramientas aparte, y así fue como pudimos arrancar cerca de O Rodo.

-¿Cree que los tractores de antes eran mejores que los actuales?

-Sin duda. Eran mucho mejores, pero también más pequeños que los que se hacen hoy en día. Y eso que tenían sus defectos porque había algunos que estaban mal de frenos o arrancaban mal... Eso sí, eran más duros y menos complicados que los que se ven ahora por aquí. De todas formas, sí recuerdo que los hidráulicos daban trabajo cuando había que repararlos , pero hoy en día es todo electrónico y casi hay que tener una nave para ellos porque tienen cabina, y suelen ser muy grandes y altos. Nada que ver con los de hace unos años.

-¿Costó convencer al labriego de los 50 y 60 que había que tener un tractor para poder trabajar?

-Recuerdo que muchos decían que eso de tener un tractor no era rentable. La agricultura nunca dio lo suficiente para vivir. Lo que pasa es que alguno se animaba a comprar un tractor y los otros no querían ser menos. Un vecino compraba un tractor y otro vecino pensaba en tener uno también. Otra cosa era la hora de pagarlo. Antes no era como ahora. Te decían que te lo compraban, pero que les faltaba una parte del dinero, y como en aquellos tiempos no les gustaba ir a pedir al banco, vendían una vaca y te traían el dinero contante y sonante. Les hacíamos un contrato privado, pero tengo que decir que era muy raro que alguien nos fallara. La gente, normalmente, pagaba antes de acabar el plazo. Era una gente muy cumplidora, la verdad.

-¿A qué se deben los accidentes de los tractores en el rural?

-Yo creo que muchos de esos percances se deben a que los tractores los conducen gente mayor. Tampoco ayudan los terrenos, que en muchos casos no están limpios, y no calculan bien. No es porque las máquinas sean malas o peores que otros. Es importante hacerle el mantenimiento porque hay de todo en esto.

-¿A qué se refiere con que hay de todo?

-Que te encuentras a veces gente muy abandonada. Y hay casas donde tienen dos o tres tractores como mínimo, y algunos incluso están sin seguro. Otros, te ponen reparos para venir hasta el taller por si tienen algún problema, hay que mandarles un camión porque quieren que les hagas el trabajo en casa, y eso es complicado.

-¿Sigue yendo al taller familiar, a pesar de estar jubilado?

-Siempre doy alguna vuelta por allí porque me gusta aquello. Además, como mi especialidad era el torno, a veces les ayudo porque hay trabajos que suelen ser complicados. La verdad es que me gusta ir por el taller porque es algo que llevo dentro desde el principio. Lo bueno es que el negocio sigue adelante con mi hijo el mayor, José, al frente, y eso no es algo habitual. Aquí mismo, en Lalín, conozco a mucha gente que tenían negocios que continuaron sus hijos, pero cuando le tocaba cogerlo a los nietos desapareció para siempre.

-¿Es cierto que todo lo conseguido no sería posible sin la colaboración de su esposa Divina?

-Eso seguro. Ella sigue estando en el negocio. Lo mío era más bien el trabajo, digamos, puramente físico y ella se encarga de lo que se podría llamar el control de todo. También tengo que decir que tenemos con nosotros un empleado que lleva en la empresa cerca de 40 años. Mi mujer hace un gran trabajo porque todo pasa por sus manos y supervisa todo lo que es el día a día de un taller que, afortunadamente, cada año crece un poquito más. Si me dicen hace años, cuando empezábamos, que ahora seríamos lo que somos, seguro que no me lo iba a creer. Mi mujer también ha trabajo mucho para conseguir hacer del taller lo que es ahora. Es una persona muy eficiente, y creo que sin ella hubiera sido imposible poder conseguirlo.

-¿Han tenido que modernizarse con el paso del tiempo?

-Es que si no lo hacemos, no tienes ningún futuro. Llevamos años realizando presentaciones de los nuevos modelos de tractores a nuestros clientes. Personal de nuestra firma realizan asesoramientos especializados, que es lo que hoy en día hay que hacer para poder ir con los tiempos. Son demostraciones que se suelen hacer en fincas para que se puedan comprobar sobre el terreno las características del vehículo, algo que aprecian mucho en las cooperativas agrarias de esta comarca. Como digo, no te puedes dormir en un negocio como este porque corres el riesgo de desaparecer.

-¿Cómo ve el futuro?

-Lo veo bien. Si te refieres al taller, creo que está en muy buenas manos porque mi hijo es una persona muy trabajadora y, además, suele estar muy bien aconsejado. Además, como ya te dije, su madre sigue llevando los hilos del negocio muy bien porque tiene una gran experiencia. Por eso espero y creo que les va a seguir yendo muy bien. Yo seguiré pasándome por allí mientras pueda porque no puedo evitarlo, pero lo mío ahora es más por ayudar que por nada más.

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