Manuela Chamosa Rey tenía por costumbre sentarse en la habitación situada al fondo de la casa, allí tarareaba los versos de la canción habanera La Paloma. Corría el año 1938 y la astuta Chamosase erigía como la primera mujer impulsora de la concentración parcelaria.A la icónica forcaricense se le conoce con el apelativo Xana da Ponte por su abuelo. Él se llamaba Juan, al traducirlo al gallego y proferirle el género femenino, salió el nombre Xana da Ponte.

La vinculación de la forcaricense con este legendario tema determinó la grabación del disco Campesina y señora el año pasado. En esta creación subyace la más férrea voluntad del hijo de Manuela Chamosa, Ángel Canabal Chamosa, para mantener viva la figura de su madre.

Ahora, Xana da Ponte aflora nuevamente por la puesta en valor, escrita en verso, sobre su vida. Con letra de Armando González y con la voz de María do Ceo la mujer forcaricense protagonizará varios temas que recoge el nuevo disco de la artista Do Ceo. Y es que, el grado de conexión de la fadista con A Estrada viene de lejos. Ello se debe, en parte, a su relación amistosa y profesional con el dueño del estudio Edisco, Fernando Campos. Por medio de él conocerá a Ángel Canabal. Del encuentro entre los dos últimos brotaría una bonita amistad y, además, el esbozo de una canción "no dedicada para Xana da Ponte, sino más bien hecha para ella", apuntaba Do Ceo en una entrevista por la grabación de su último disco en A Estrada.

De culta vocación

María Manuela Chamosa siempre quiso ser abogada pero la economía familiar se lo impidió. Ello no le imposibilitó, sin embargo, saciarse de cultura aunque sin dejar al margen la práctica agrícola. Así es que, Xana da Ponte recurría a la vecina Carmen Mariño para desatar su apego hacia los libros. "Estaba siempre en su casa porque a las dos les gustaba mucho leer y esta señora tenía libros de derecho de su hermana, así que mi madre aprovechaba muchas tardes leyendo cuestiones relacionadas con el derecho, de todo lo que tenía que ver con el campo", recuerda su hijo Ángel Canabal.

Por otra parte, a Xana da Ponte se le consideraba una persona de trato fácil y agradable. Cuando había reparto de herencias, la forcaricense procuraba evitar las disputas entre vecinos o familiares, evitando, de paso, llegar a pleito. Con todo, Da Ponte no podía evitar sentirse más próxima hacia los débiles, a quienes intentaba ayudar. Acabada la Segunda Guerra Mundial, se hacía necesario recomponer todo un continente. Por ello, si en Galicia el trabajo escaseaba, en países como Suiza o Francia, sobraba. Así que gallegos y también forcaricenses emigraban a aquellos u otros países. No obstante, la mayoría no disponía de dinero suficiente para pagar el viaje. Entonces , "había que ir junto a doña Manuela para pedirle las 300 pesetas que costaba el viaje", evoca Ángel Canabal.

"Yo tengo 88 años. No hice carrera por la economía de la casa pero siempre me gustó mucho leer". Me apasionaban los libros de Julio Verne y ella, Manuela Chamosa, me los llevaba todos". Así evoca a su buena amiga el también vecino de Forcarei, Jaime de Os Cachafeiro. Otra anécdota, si cabe más curiosa sobre Xana da Ponte, naufraga aún hoy en la mente de este vecino: "Yo tenía una edición muy gastada de la obra del Capital de Marx", relata. La curiosa Xana da Ponte se interesó por su lectura. Pero cuando su hermano mayor, de profesión militar durante la guerra, vio que Manuela custodiaba aquel libro, la llamó "roja" y quemó la obra. Entonces, Xana acudió llorando junto a su amigo, Jaime de Os Cachafeiro. Él la tranquilizó diciéndole que no se preocupara. "Eran cosas de la época". "Su hermano era una gran persona", rememora este vecino.