Desde 2010, el Concello de Vila de Cruces está luchando de forma reiterada contra el feísmo urbanístico, reflejado en aquellas viviendas en estado ruinoso y que, al margen de la cuestión estética, atentan contra la seguridad vial. De forma periódica, el gobierno local envió notificaciones a en torno una veintena de casos e impuso al menos un par de sanciones económicas (las multas oscilan entre los 600 y los 1.000 euros).

Pero, en vista del escaso efecto de las notificaciones, el alcalde anuncia que se reabrirán los expedientes de ocho viviendas abandonadas "para que sus propietarios actúen sí o sí. El tiempo de esperar se acabó y ahora vamos a ser contundentes", añade. Jesús Otero explica que, además de estas notificaciones, se le dará traslado a los organismos correspondientes "para que tomen medidas" en caso de que los propietarios no reacondicionen el inmueble.

La mayor parte de estos edificios se concentran en la zona antigua del casco urbano, por detrás de la casa consistorial. El paso del tiempo da cada vez más protagonismo a la maleza, la presencia de ratas y la caída de cascotes sobre las aceras o la calle, poniendo en peligro la seguridad de los viandantes. "Hay edificios que están en un total abandono desde hace años", se lamenta el regidor. El gobierno local es consciente de que, en algunos casos, la vivienda en cuestión tiene varios herederos o, lo que aún es más grave, el propietario que figura en Catastro ha fallecido años atrás. Es una situación que suele darse, también, a la hora de notificar la obligación de desbrozar una finca próxima a los núcleos habitados. El Concello, si se acoge a la norma, puede ejecutar de forma subsidiaria las reformas básicas que impidan que estas construcciones sigan desmoronándose y afecten a los residentes en el casco urbano. Pero hace años que el gobierno local dejó claro que no dispone de fondos económicos para acometer estos trabajos ya que, además, se vería con dificultades para después cobrar por ellos. Como es obvio, Cruces descarta extender esta apertura de expedientes a las parroquias, donde la caída de población y, por tanto, el número de casas deshabitadas, es todavía mayor.

A falta de datos más recientes, en un informe del año 2011 el INE ya detectaba cinco edificaciones ruinosas en Vila de Cruces, así como 97 con problemas en su estructura y nada menos que 429 con un estado deficiente. De cara a evitar inmuebles en ruinas en los cascos, la política urbanística de la Xunta camina hacia la promoción de la rehabilitación de construcciones ya existentes en lugar de ampliar el suelo urbano para dar cabida a edificaciones de obra nueva.